Pasó ya la Feria del Libro, esa caravana multicolor que forma parte de la primavera cordobesa, en el bulevar del Gran Capitán, mitad stands, mitad autores, presentando, saludando y firmando sus obras. ¡Cuántos títulos, cuántos paisajes! Y es que el libro tuvo siempre un poder especial de seducción. Hace ya algunos años, el entonces máximo responsable del Pentágono, Donald Rumsfeld, nos dejó esta frase para la reflexión personal: «Está lo que sabemos que conocemos, las cosas que sabemos que no sabemos y, por último, está esa tercera categoría de lo que no sabemos que desconocemos». Todo responde y se enlaza con el deseo de saber, adentrarnos en otros mundos, conocer otras historias, informarnos y formarnos de tanto como necesitamos. Comprender cómo funciona el mundo, dice Aristóteles en su Metafísica, constituye una necesidad humana básica. En el campo del saber la ciencia es la reina, pero su reinado no lo abarca todo. La prueba es que uno de los libros más curiosos y divertidos lleva por titulo Lo que no podemos saber, del matemático inglés Marcus du Sautoy. Se trata de un texto apasionante que repasa cada una de las fronteras en los principales ámbitos científicos: física, química, biología o matemáticas. Y es que la aceleración de la tecnología ha aumentado velozmente el número de preguntas sin respuesta. La pasada Feria del Libro nos ha dejado, entre sus pliegues, la necesidad de leer. Un libro es algo más que un compañero de viaje en periodo laboral o vacacional: nos edifica, pone los pilares que conforman nuestro ser y hacer, nos educa. Leer implica en sí mismo un ejercicio de contemplación, ya esté envuelto por la necesaria concentración en el estudio, ya requiera de una atención especial para adentrarse por completo en una saga determinada o exija una actitud meditativa cuando se busca orar a través de los versos de una poesía. Leer, ciertamente, conmueve y mueve. Y es que, como refleja el titulo de mi último libro publicado por la editorial Paulinas, Deja que te sorprenda la vida, a la vuelta de la esquina siempre nos espera un misterio o una felicidad no esperada.

* Sacerdote y periodista