Pablo Iglesias y Pedro Sánchez establecieron en su reciente encuentro cinco grupos de trabajo. Rescate para jóvenes, relaciones laborales, género, pensiones y Parlamento fueron los cinco temas elegidos para buscar puntos en común. Se emplazaron a tratarlos durante este mes de julio. Sobre el conflicto territorial, aunque ambos asumen la plurinacionalidad de España, seguirán dialogando, ya que no contemplan las mismas soluciones... ¿Y ya está? ¿Nos conformamos con eso? Es probable que Iglesias y Sánchez piensen que es a Rajoy a quien le toca lidiar con la patata caliente que él mismo puso en el horno. Que se coma su inmovilismo, su ineptitud, su ruindad. Sin duda, los cinco temas elegidos para trabajar conjuntamente son relevantes... y en absoluto conflictivos. Implicarse en el laberinto catalán puede generarles desgaste interno y electoral. Pero, ¿es digno cruzarse de brazos mientras la convivencia se resquebraja? Es el momento de demostrar que el orgullo va acorde con la valía. Por responsabilidad, por generosidad, por sentido de estado y, sobre todo, porque se acaba el tiempo. Difícilmente Sánchez e Iglesias podrán concretar una propuesta cerrada, pero, ¿no serían capaces de establecer una vía de diálogo, de concretar un plan que generase puntos de consenso?

Más de uno en Cataluña, incluso en el PP de Rajoy, agradecería que, antes del choque de trenes o de entrar en una vía muerta, apareciera una estación de enlace.

* Escritora