El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, ha declarado la guerra al cambio climático y entre los importantes pasos que está dando busca prohibir que se construyan más rascacielos y edificios en esta ciudad con fachadas de vidrio y acero, porque dejan escapar demasiada energía. Esta propuesta es parte de un conjunto de medidas con las que la Gran Manzana busca reducir en un 30% las emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030. «Nueva York es el hogar de los más bellos rascacielos en el mundo, pero nuestros icónicos edificios son también la mayor fuente de emisiones de carbono en la ciudad», ha dicho el alcalde. Y es que estas enormes torres aportan el 70% de la contaminación que sufre la Gran Manzana.