Quizás el título de este artículo puede sonar a «cuento» de un abuelo con su nieta, y en realidad es un cuento político que desgraciadamente se ha hecho realidad.

Elecciones Generales, abril del 2019. Hoy a mediados de septiembre y sin que el candidato Pedro Sánchez haya sido investido, cuatro meses y quince días en funciones, solo discursos y discursos pero España sin gobierno, decreto tras decreto, reuniones con colectivos y así se gobierna, eso sí, cobrando todos los meses como si estuvieran trabajando en los ministerios, secretarias de estado, direcciones generales, coordinadores, asesores y diputados y diputadas de todos los partidos con representación parlamentaria. «No pasa nada, abuelo». Así dice mi pequeña nietecita, y si septiembre no se aprovecha para investir, iremos a nuevas elecciones en noviembre, con un costo aproximado de 300 millones de euros. ¿Está España con una economía holgada que nos permita ese gasto?, si vamos a nuevas elecciones serán las cuartas en cuatro años y, además, ¿quién asegura que el resultado varíe mucho con el anterior? Pero de inmediato mi nieta se pone en «jarras» y me dice: «No pasa nada, abuelo».

Claro que no le pasa nada a los políticos de cada partido, pero a los votantes de cada uno de los partidos con representación, en definitiva a los españoles, nos preocupa, nos duele y nos hace reflexionar de cara a próximas convocatorias, que esto es una auténtica desvergüenza, se ha demostrado que lo único que les importa es el sueldo, el puesto, el coche oficial, en definitiva el poder. Lo demás; como la economía, la posible crisis del 2021, el aumento del paro en algunas capitales como en Córdoba, con 5.000 parados más, el futuro de las pensiones, la educación, la sanidad y la cantidad de impuestos que pagamos, pero «no pasa nada, abuelo».

A cada persona le correspondería dar una opinión al respecto, no sé si algún medio las recogería, yo voy a dar la mía: el PSOE ha sido el partido más votado, pues repitiendo aquellas frases de Javier Arenas, «el que gana gobierna y el que pierde a la oposición», pues después de esto, lo que procede es haberle dado el voto el PP, por cumplir con el dirigente Arenas y sobre todo para que de una vez al PP se le considere como un partido de gobierno, que ahora no lo es, pero sí puede serlo a medio plazo. Ya está bien de recordar la moción de censura, la moción de censura quien la puso, si no directamente, fue Rajoy, que si disuelve las Cortes y convoca elecciones, estoy segurísimo de que nada de lo vivido desde este abril, hubiera pasado.

Si Casado hubiera decidido no votar en contra, sería sin duda el «jefe» de la oposición y así hubiera dejado «solo» al del «plan y la banda», pero ahora parece que será al revés, el del «plan y la banda» se quiere comer al PP y al líder Casado. Pienso que el PP ganaría muchos puntos de cara al futuro si decide abstenerse por el bien de España y los españoles y desde la oposición se puede perfectamente trabajar para que como digo, en un medio plazo, el PP esté en el Gobierno. Mi nieta me vuelve a interrumpir y me insiste: «No pasa nada, abuelo».

Después de los hechos acontecidos, no tengo por menos que darle la razón a mi pequeña nietecita, la que me da la vida, la que cuando le digo algo que no le agrada me responde enérgicamente, pero con su gracejo de niña inteligente: ¡No pasa nada, abuelo!

* Fundador de Acción por Córdoba