No sé si hoy en día sabe la gente lo que es una «serpiente de verano». Cuando la vida social, política, era más tranquila, cuando no podíamos acceder a, o ser invadidos por, cuando la prensa de papel tenía que llenar páginas en medio de las vacaciones, había noticias mitad verdad, mitad leyenda: aparecían extraterrestes, se exprimían pequeñas anécdotas y, por encima de todo, estaba el monstruo del Lago Ness. Llegabas a Escocia y, al lado del famoso lago, lo primero que encontrabas eran unos muñequitos muy simpáticos que se llamaban Nessie, para hacerlos más familiares. Hace años que no oigo hablar del monstruo del lago Ness. Me pregunto si siguen las tiendas y todo el montaje de los centros de visitantes. En internet sí se venden algunos objetos con este nombre.

No es que hoy no abunden páginas ligeras, programas «refrescantes» de entretenimiento veraniego, refritos de lo ya emitido en meses anteriores, pero entre el Tour, los campeonatos de atletismo, la plaga de medusas, raro es el día en el que no se hacen un hueco muchos otros sucesos de los que nos enteramos al momento. Los encuentros políticos descansan poco y las noticias terribles: naufragios, inundaciones, puentes que se hunden, se nos cuelan por cualquier rendija, por los subtítulos de la televisión de un bar en el que tomamos café. Las imágenes de los barcos que rescatan personas y no pueden llegar a un puerto seguro, los centros de acogida desbordados, la realidad de un mundo desigual que nos interpela también han ocupado espacio y tiempo en las pantallas, aunque han ocasionado demasiadas declaraciones y pocos, a veces malos, acuerdos.

Por mi mala cabeza sigo a algunas personas en Twitter. Y así, en lugares bastante escondidos, me he enterado del bombardeo del autobús escolar en Yemen, con más de 40 muertos; de que al menos 77 personas han sido abatidas desde enero pasado dentro del operativo de seguridad previo a los Juegos Asiáticos que Indonesia albergará del 18 de agosto al 2 de septiembre; de las amenazas y chantajes de Arabia Saudí a Canadá por su denuncia de la situación de los defensores de los derechos humanos en el país de la península Arábiga (entre los detenidos, en ese país, a finales de julio, figura Samar Badawi, hermana del bloguero Raif Badawi, preso de conciencia acogido por el grupo de Amnistía Internacional Córdoba). Y también, buena noticia, supe, rápidamente, de la liberación, el 15 de agosto, de Taner Kiliç, presidente honorario de Amnistía Internacional en Turquía, en prisión desde junio de 2017

Confío en que las personas que me leen hayan desconectado y esta columna les haya aportado novedades. Para eso he estado de guardia, pero solo un poquito.

Nessie, te echo de menos.

* Activista de Amnistía Internacional