Caminando por una avenida de nombre regio de un barrio de nuestra Córdoba, me preguntó mi acompañante que cómo se llamaba aquel restaurante que un día allí existió, con estética de puro barrio pero las mejores viandas preparadas por mano de auténtico chef de los de ahora. Se puso tan de moda que cada día y a cada hora concitaba a «lo mejor de Córdoba». !Que frase tan de aquí y cuántas connotaciones!

Supongo que lo primero que piensan --y puede que hasta lo imaginen- es ¿y quienes eran «lo mejor de Cordoba»? Por aquella época no es difícil imaginar que eran más que empresarios, titulares de fincas; aquellos que de una manera u otra estaban dentro o alrededor de aquellas cajas de ahorros y empeño que poco sumaron para el futuro de Córdoba a la vista del resultado actual; los que estaban bendecidos y giraban en torno a algún hombre de la Iglesia tan omnipresente que nada se movía sin su visto bueno y poco más, si acaso algún que otro apellido con doblete que tan elegante queda y en el que puede ocurrir que haya mucho «don» y poco «din».

Aunque en la Córdoba provinciana que siempre se mira hacia el ombligo todavía hay mucho tufillo de todo eso, las cosas han cambiado y hoy «lo mejor de Córdoba» empieza a vislumbrarse con otros matices más brillantes y policromados. Hay empresarios de lo más variado que han surgido de la nada y que de forma constante y callada sitúan a sus empresas como referentes nacionales e internacionales; profesionales sanitarios que en torno a los hospitales públicos y privados destacan en todo el país con sus investigaciones y técnicas para curarnos del cancer, tener la mejor visión o un corazón sano; hay jueces que salen de aquí y llegan donde pocos; hay abogados, arquitectos, ingenieros, veterinarios, profesionales diversos que formados en un sistema de enseñanza público, sin importar de dónde vienen o de «quiénes son» emprenden y construyen una sociedad diversa y plural; hay una comunidad universitaria viva y consolidada que dota a la ciudad de la tan necesaria intelectualidad y afán de conocimiento; y hay un pujante y regenerado sector de la joyería, tan importante en Córdoba, que apuesta más por el diseño que por su peso en oro.

En fin, que «lo mejor de Córdoba» ya no huele a naftalina.

* Abogada