La política no para. Lo ha dicho Irene Montero, sonriente, después de que la mesa del Parlamento de Andalucía haya aprobado una solicitud registrada por Podemos Andalucía e Izquierda Unida para expulsar de Adelante Andalucía a Teresa Rodríguez, que está de baja por maternidad, y también a otros siete diputados de Anticapitalistas por «transfuguismo». Tras despegarse de Podemos, distanciados ante la coalición gubernamental con el PSOE de Sánchez, Pablo Iglesias y Teresa Rodríguez rodaron en febrero un vídeo trascendente y no tan cordial exponiendo con la habitual pedagogía los motivos que convertían a Anticapitalistas en un partido fuera de la coalición. «Llegamos a un acuerdo con Pablo Iglesias para la salida amistosa de Podemos y sin batalla interna para tener una organización federal y ahora ocurre esto cuando estoy de baja maternal», ha explicado Rodríguez en La Sexta. Dejando a un lado sus guerrillas internas y traiciones posibles, que no serían las primeras, es muy llamativa la justificación de Irene Montero, a la sazón ministra de Igualdad. «Yo he tenido dos embarazos muy seguidos y siempre asumiendo responsabilidades políticas», ha dicho a la agencia Efe. «La política no para mientras estamos de permiso, piense en lo que yo viví en los dos permisos de maternidad». La política no para. Pues sí paró para Pablo Iglesias cuando se despidió del Congreso durante tres meses por su permiso de paternidad, para regresar con el cartel mesiánico del acto en la Plaza del Reina Sofía. Y no es de recibo que la política pare para unos y no lo haga para otras, sobre todo si la baja de maternidad puede poneros la jugada en bandeja. Se podría haber pospuesto esa iniciativa a su regreso, respetando su situación. Y esto lo apoya una titular de Igualdad cuyo ministerio ha experimentado el segundo mayor crecimiento presupuestario, entre otras cosas, para rebelarse contra el color rosa o los juguetes femeninos, pero no para defender la maternidad ajena.

* Escritor