Ya vienen los Reyes «por el Portichuelo...» cantábamos los chiquillos, al atardecer del 5 de enero, en aquella España tan lejana. Hoy casi todo es distinto. Los Reyes Magos se dan cuenta que los niños del siglo XXI, educados por la «niñera electrónica», la tele, ya solo creen en las fastuosas y opulentas cabalgatas que se verán mañana. Pero contribuyen a que desde pequeñitos se afanen por lo fastuoso, por el lujo irreal de la televisión y por el consumismo salvaje. Sin embargo muchas personas que se consideran progres eluden el significado tradicional de la Navidad, con la Adoración de los Reyes Magos ante el pobre pesebre de Belén. Prefieren al foráneo señor gordinflón vestido de rojo y se cubren la cabeza con el gorro «made in China». Por fortuna el celebérrimo Papa Noel que estaba encaramado en muchos balcones y ventanas, y les impedía colocar los regalos con soltura, ya ha desaparecido de los edificios. El año pasado Melchor, Gaspar y Baltasar, lo declararon un intruso y lo espantaron. Este año se nota su ausencia. Un año más y espero que los Reyes Magos sigan a la estrella para poner los juguetes en los zapatos de los niños, otra tradición que casi se ha perdido. Otra cosa casi pasada de moda, es la carta a los Magos donde se les pedía libros. Ahora quieren artilugios de toda clase. Pero no hay que estafar excesivamente a los niños con la tecnología. Yacen los Reyes Magos en Colonia, en una artística urna de oro y piedras preciosas situada en el presbiterio de la catedral alemana. Fue cincelada por el orfebre Nicolás de Verdún en el siglo XIII. Mañana será muy visitada.

* Periodista