Este año las luces de Navidad que van a exornar Córdoba durante los días propios de estas fiestas, no solamente han venido a alumbrar las fiestas navideñas de una ciudad que padecía años atrás en dichas fechas los rigores fríos y despojados de aquel rincón del jardín del Gigante Egoísta, sino que ha venido a alumbrar ese sentido común político que permanecía oscuro en otras legislaturas consistoriales. Estas navidades los cordobeses vamos a ver cómo se iluminan todas esas posibilidades de atracción, ocio y cultura que una ciudad como la nuestra se merece en función de sus propias tradiciones y no de las del trastero de los ados y adas colaus que parece ser que siembran la política propia del populismo sin ideología propia. Nuestra calle Cruz Conde, ahora Foro Romano, y dentro de poco por mor de la justicia otra vez como siempre, será la que dará buena cuenta de ese torrente de personas que además de disfrutar de una iluminación sin complejos ni estereotipos iconoclastas, le dará al comercio del centro la alternativa a ver si le corta el rabo y las dos orejas a ese toro de la crisis del comercio. Crisis que tiene mucho que ver con ese olvido que ciertos gobiernos municipales han ceñido sobre el centro de la ciudad no solo durante la Navidad, sino todo el año. Los belenes, los villancicos, las estrellas, los símbolos navideños este año volverán a tomar su lugar. Un lugar que pertenece a la tradición, unos símbolos que forman parte del subconsciente colectivo, y unas figuras que corresponden al acervo familiar; y unos recuerdos entrañables de los que no están y que se encarnan en las letras y la música de los villancicos. Nada de esto se debe secuestrar en nombre de la política sin menoscabar de la cultura. Esta Navidad se ha encendido la luz del sentido común.

* Mediador y coach