La Navidad es esa época maravillosa en la que a algunas corporaciones municipales les encanta innovar. Raro es el año que no nos sorprenden con geniales ocurrencias, con fantásticos productos de la imaginación más fértil del más fértil de los ediles, alcaldes y alcaldesas. En otros países menos civilizados como Francia, Reino Unido, Italia, Estados Unidos, Suiza, Autria o Alemania, no tienen imaginación y por eso se limitan a instalar los adornos de siempre, los tradicionales, los verdes abetos, las guirnaldas de luces, las bolas, los Papá Noel, los arcos callejeros, las estrellas, y, en los países latinos, además, los belenes, las estrellas de los Reyes Magos y los propios Reyes con sus pajes, los angelitos, los corderitos y hasta el caganer. Pero aquí no. Aquí siempre hay que inventar algo, da igual que gobierne la derecha o la izquierda porque ejemplos imaginativos los hay desde ambos lados; por ejemplo, recordemos que fue en la etapa de Alberto Ruiz-Gallardón como alcalde de Madrid, en la Navidad de 2004-2005, cuando el Paseo de Recoletos se adornó con palabras iluminadas, sueltas, inconexas, originales, tales como serpiente, resaca, canalla, estupro, nido, lujuria, saña, casino, inútil, reparto, garaje, entre otras de tipo ciertamente navideño, o mejor, comercial. Este año vuelve a ser Madrid la ciudad innovadora, aunque no en el aspecto estético, ya que los belenes siguen sin estar demasiado presentes por ser cosa en exceso cristiana (uno creía que la Navidad celebra precisamente el nacimiento del fundador del Cristianismo, pero cualquiera sabe si no hemos vuelto a las saturnales romanas, mucho más correctas políticamente, sin duda). Este año la novedad podemita en Madrid consiste en tratar a la gente como vehículos prohibiéndoles acceder a algunas calles si circulan en determinada dirección, aunque dan la libertad, eso sí, una vez dentro de esas calles, para girar, ir adelante o atrás, agacharse, hacer evoluciones y hasta dancísticos pas de bourrée dessus. En fin, no nos perdamos el suspense de lo que ocurrirá con la cabalgata. Época esta, sí, de grandes innovaciones, de dar rienda suelta a mentes privilegiadas.

* Profesor

@ADiazVillasenor