El sol es un espectador que calienta a 40 grados casi a las ocho de la tarde en la puerta del Gran Teatro. Los Guitarras callejeras del Festival de la Guitarra preparan el escenario y afinan los instrumentos mientras los políticos parece que duermen la siesta en esta Córdoba de la Humanidad y en esta España de la necesaria playa en verano. San Hipólito está en silencio, como sus rezos, igual que la iglesia de San Nicolás, que luce toldos que esconden obras. Me acuerdo de este bulevar cuando era el Paseo de Gran Capitán con coches y empezaron a escarbar para hacer un aparcamiento. La tierra quedó abierta tanto tiempo, sin explicación alguna por parte de la Junta, que Anguita mandó taparla y el centro de la ciudad se convirtió en bulevar... en el espacio más moderno de Córdoba, con farolas de diseño para aquella época, donde los viejos empezaron a aparcar su vida en los bancos desde por la mañana. La guitarra y la voz de Curro Rumbao empiezan a sonar frente al Gran Teatro -donde dentro de poco tocarán Ida Nielsen & The Funkbots-, que canta en inglés mientras Miguel Ángel Ruiz le hace un dibujo que se entenderá en todos los idiomas. Es la aventura de los Guitarras callejeras en este Festival, muchachos de la Casa de la Juventud que han tocado o lo harán en la Puerta del Puente, en La Calahorra, en la Puerta Sevilla, en la de Almodóvar, en la Calleja de las Flores y en La Corredera, en esa Córdoba que guarda la identidad de su historia. Donde está cantando Curro Rumbao estaba la Córdoba antigua, la de antes de la democracia, que los constructores la adaptaron a los más pudientes y a sus negocios y convirtieron en pisos el Teatro Duque de Rivas, el Gobierno Civil o el Café Rosales. Es bonito este escenario en mitad de esta calle con vida por donde ahora suena la voz de Curro Rumbao cantando Mónica, lo único que se le entiende de su canción en inglés, aunque empieza «Sigo en la carretera» donde «cada día despierto en distinta habitación». Por aquí construyeron la primera ciudad los romanos, por donde caminan las mujeres con bolsas de rebajas. Ahora sigue estando aquí la Córdoba real, desde la de Séneca a la de Bellido, desde la de Anguita a la de esas estudiantas que buscan piso y a la de Leo Brouwer, que cumple 80 años y fue director de la Orquesta de Córdoba.

Rumbao canta por Fito y «si un día te atreves a quererme estaré esperando aquí», donde Julio Anguita se convirtió en Califa Rojo en aquellos tiempos de la Transición, cuando el periódico de papel llenaba sus hojas de vivencias de calle y tabernas y tenía todo el tiempo del mundo por delante. Cuando la distancia más corta entre dos puntos era una cabina telefónica, antes de que el móvil nos robara la intimidad. Mientras toca la guitarra y canta Curro Rumbao quizá algún político haya pensado en su casa qué es lo mejor para el país. Porque con ellos se está apagando la música ambiente del verano.