Es una tarde oscura aunque vaya con gafas de sol. Frente al Corte Inglés, la sala de exposiciones de Cajasur-Gran Capitán. Bajo a volver a ver la muestra de Reporteros Sin Fronteras Un grito de libertad que consta de 70 viñetas de otros tantos humoristas gráficos por la libertad de información. Sin proponérmelo me viene a la cabeza Vox, que el domingo pasado fue aclamado en el Palacio Vistalegre de Madrid. Y Bolsonaro, el ultraconservador candidato brasileño, autoritario, machista, racista, homófobo y adorador de la dictadura. Y en la Italia en la que el decreto Salvini la cierra a los inmigrantes. Pienso en la ultraderecha mundial y me entra miedo. Sin pretenderlo, pienso en el PP de Casado y algo me distancia de él. Pienso que el salario mínimo interprofesional llegue a 900 euros en 2019 es una noticia de alcance para los más desfavorecidos --los ricos tienen sus propias leyes no escritas-- y en el miedo que la gente le tiene a Podemos, que lo va a posibilitar. Y se me vienen a la mente los aplausos, las palmas y reverencias que muchos españoles les hacen a quienes les roban. Pienso en las noches que mi hija acampó en la Puerta del Sol de Madrid donde nació el espíritu del 15-M, el germen de otro tipo de pensamiento para partidos políticos, y que me lo contaba porque no era nada malo. Y pienso en la cantidad de dinero que deja el entrar en la Mezquita y en la expulsión de los mercaderes del templo de Jerusalén por Jesucristo. Y pienso en quienes se consideran creyentes religiosos porque solo temen al infierno aunque no paguen sus impuestos en la tierra al Estado. Y me doy cuenta de que estoy en una sala donde la comunicación y la sátira de los dibujantes informativos son el complemento de informaciones y opiniones, quizá una carga humorística y una exageración caricaturesca donde la falta de libertad es inconcebible. Leo delante de las viñetas de esta exposición que el humor, por naturaleza, es irreverente, que el poder no suele reírse de sí mismo y que la verdadera democracia es ponerlo en entredicho. Enfrente, en una viñeta de Asiel y Javier, un militar le dice a un dibujante: «Tenga cuidado, si usted es objetivo el objetivo será usted».