Ha habido motivos para la queja, el lamento y la indignación. Se han tomado malas decisiones y ha habido negligencias. En todos los ámbitos, en todas las administraciones. Aún estamos en los días de luto. Viene la desescalada y no será fácil. Ni en las relaciones humanas ni en la economía.

Arrasados por una riada destructora, veremos qué queda en pie después de la retirada de las aguas. Qué queda. Quién queda. Llegará el momento de las cuentas. También de rendirlas. Qué políticos han sido capaces de ejercer la crítica necesaria desde la responsabilidad. Quiénes han puesto el interés del ciudadano por delante de todo. Qué periodistas han servido, más que nunca, a la intoxicación. Qué empresarios, a pesar de todo, han apostado por el capital humano.

El agua corrosiva nos ha afectado a todos. Ante la pandemia, hay quienes han llenado las redes sociales de vómitos corrosivos, quienes se han convertido en policías de balcón, quienes han colgado un cartel en el ascensor conminado a trabajadores esenciales a hacer las maletas y largarse de su casa. Saldremos de esta. Y, como siempre, unos peor y otros mejor.

* Escritora