Una vez más, se repite la historia de cada feria taurina en Córdoba: toros impresentables para una plaza de primera, entradas con subida de precios y con el agravante de no coincidir los ofrecidos en programas de mano con los de la taquilla, localidades que se anunciaban a 50 euros y costaban 65.

Se está jugando demasiado con la fiesta de los toros y no se intenta tomar las directrices, que por ejemplo se han tomado en el Sur de Francia, donde hay un espectáculo "casi" garantizado, con un ganado que ofrece bastantes alicientes y toreros con disposición a enfrentarse al toro de verdad, ofreciéndose además precios moderados

Da pena asistir año tras año a los Califas y ver siempre lo mismo, toros sin casta, fuerza, ni trasmisión, toreros con exigencias a ganaderos para que les faciliten un animal bobalicón y cansino apto para su lucimiento. Además de tener que soportar las discrepancias empresa-propiedad que tanto repercuten en perjuicio del aficionado, que es en realidad el que mantiene vivo el espectáculo.

Por tanto, el declive de la fiesta no se está produciendo por los movimientos anti-taurinos, lo están provocando toreros, empresarios y ganaderos. La grandeza de la tauromaquia nada tiene que ver con lo que hemos visto esta feria en el Coso de los Califas, pues sin emoción, poco futuro hay para nuestra Fiesta Nacional.

Manuel Pavón Torres

Córdoba