Viniendo desde la calle Mesones, al adentrarme en el antiguo Coso de Baena, siempre fijaba la mirada en el escaparate de la Papelería Cañete y en más de una ocasión penetré en su interior. Ese recuerdo se inicia en la niñez y ha continuado a lo largo de gran parte de mi vida. Pero tras mi jubilación he vuelto donde solía y conmigo también aquel tiempo perdido. He penetrado en la Papelería- Librería-Imprenta Cañete, que acaba de reabrir sus puertas en Homenaje al librero de Baena José Cañete Melendo. Las ha abierto de par en par su hijo Pepe Cañete para ofrecernos el pasado a través de este pequeño negocio pero grande por su connotación cultural. A mí, el olor inconfundible de la goma de borrar Milán me evoca aquel lejano tiempo cuando los escolares utilizábamos tiza, pizarrines, tinta china, plumines, etc. y no teníamos idea de lo que se avecinaba con las nuevas tecnologías. Todos esos objetos, y muchísimos más, tan habituales en aquellos lejanos años y tan enternecedores, forman parte de esta exposición. Ya lo dice la portada del libro que nos guía y nos sugiere: Resurrección. Discurso y dialogo en el tiempo. Pepe Cañete ha convertido meticulosamente lo que fue el armazón material de un modesto negocio, en una obra de arte vanguardista. El artista ha tratado de educar nuestra mirada, quizá anecdótica, sobre todos esos objetos que pasaron por nuestras manos o que nos acompañaron durante nuestra vida prosaica. Yo aconsejaría a las personas adictas al verdadero Arte Contemporáneo, que vean con calma esta exposición. Evocando a Proust, será un hallazgo del tiempo perdido.

* Periodista