La fase de grupos de este Mundial de Rusia 2018 confirma la tendencia iniciada hace cuatro años en Brasil: los equipos llamados a ganar el título deben ponerse el mono de trabajo ante la pujanza de la llamada clase media, aunque desde hoy, los 16 conjuntos que siguen tendrán que convivir con la presión de una posible eliminación

Cada cuatro años las 32 mejores selecciones del mundo se miden por alcanzar el sueño de levantar la Copa del Mundo, un trofeo que todo futbolista desea tocar. Un mes cargado de fútbol, pero sobre todo de emociones y mucha igualdad. Todos los equipos acuden con la pretensión de hacer un buen papel en el mayor escaparate del fútbol a nivel internacional.

Esa tónica es la que ha marcado esta fase de grupos del Mundial de Rusia, un torneo que siempre irá

ligado al VAR, determinante en la mayoría de los 24 penaltis que se han decretado. Un dato que ya

considera a este Mundial como el de mayor número de penaltis de la historia. Pero más allá de este

dato, las diferencias en el planeta fútbol se reducen cada vez más. Las selecciones llamadas a pelear

por el título han tenido que sudar, algunas más que otras, para seguir adelante en su camino. En ocasiones, esa condición de candidato al título puede ser una importante carga difícil de soportar, como le ha ocurrido a Alemania, la vigente campeona que no revalidará el título.

Una eliminación sorprendente que puede pasarle factura a Brasil, considerada la gran favorita a ganar el torneo. Por otro lado, de otras candidatas como Francia se espera otro rendimiento al ofrecido pese a su eficacia o, en el caso de España o Argentina, directamente se les espera cambios en cuanto a labores

defensivas, sobre todo. Y para cerrar el capítulo de los máximos aspirantes, Bélgica e Inglaterra han dado prioridad a la eficacia por encima de la vistosidad, al igual que Uruguay y la campeona europea, Portugal.

En cuanto a aquellos equipos que quieren dar un salto de calidad, Croacia ha demostrado todas sus credenciales con una fase de grupos con pleno de puntos y un centro del campo que funciona al ritmo de la sinfonía que marca Modric. Otra selección que utiliza el talento y el juego combinativo como armas es Colombia, en la que Quintero ha sido la revelación de un conjunto cafetero que vive pendiente del estado físico de James. En este capítulo de aquellos que apuestan por el buen juego está Japón, que regresa a unos octavos ocho años después y espera poder alcanzar los cuartos por vez primera, aunque tendrá

que superar a la temida Bélgica. Otros equipos como Suecia y Suiza, ambos se cruzan en octavos,

Dinamarca o México han optado por el espíritu combativo y aprovechar las ocasiones que han tenido para acceder a la siguiente fase.

Desde hoy, los octavos de final serán el punto de partida de otra competición con dos caminos, en teoría, diferenciados. Pero el fútbol dictará si esa intuición previa se confirma.