Lucena cuenta cada día más entre los especialistas en la Prehistoria. Gracias a la Cueva del Ángel, somos uno de los enclaves que más cuentan a la hora de descubrir los orígenes de la civilización humana. Hace unos años nadie hubiera podido imaginar que en una pequeña cueva situada en la sierra de Aras había verdaderos tesoros en forma de restos óseos que dan testimonio de un pasado tan remoto que nos traslada al Paleolítico. Es un verdadero túnel prehistórico en el que el tiempo se mide por decenas de miles de años y donde se comprueba que en aquella época remota animales hoy propios del continente africano campaban por sus anchas por zonas cercanas como la de Campo de Aras. Servían de alimento a nuestros antepasados, unos neardentales que desaparecieron de la faz de la Tierra.