Con el fichaje más caro de la historia y el jugador más valioso del mundo construyó Barça el triunfo definitivo, aunque no lo necesitara. No había mejor forma que garantizar el punto imprescindible para acaparar tres, como luego se vio. Coutinho y Messi adelantaron pronto el trabajo y el Deportivo abrió media hora de incertidumbre. Llegó a empatar y se colocó en la tesitura de que un golpe de fortuna le ayudara a alimentar el milagro ineludible para la futura salvación, pero se topó de bruces con la cruda realidad: enfrente estaba Messi.

Le quedaba al Deportivo media hora en Primera y le quedaba al Barça media hora para evitar el sonrojo de que un equipo moribundo retrasara la fiesta. Messi no quiso pasar por otra noche como la de Roma, con el equipo a la deriva tras dejar escapar una renta de dos goles, y decidió que no se repitiría aquel sofocos. El astro enfocó de nuevo la portería en vistas de que los demás había perdido las gafas y enchufó dos remates maliciosos en tres minutos para que fuera la vigesimosexta victoria la que brindara el alirón. Se llevó el balón del partido y con él se abrazó a Iniesta para empezar a celebrar la novena y última Liga juntos.

Apagón incomprensible

El 2-4 ocultará, con el tiempo, el apagón del Barça, hasta cierto punto comprensible con la ventaja que tenía y las angustias de su adversario. Solo faltó que anotara dos goles con tanta prontitud.

El equipo se relajó de tan fácil que se encontró la empresa de ganar a un Depor desahuciado. No se dio por aludido ante los numerosos avisos que recibió durante una hora. La lluvia de centros sobre el área de Ter Stegen denunció la laxitud del centro del campo y la reiteración de los remates señaló la descolocación de los defensas. El desajuste posicional comenzaba a partir de la presencia de Dembélé.

La tercera pata

El delantero francés creyó verse como la tercera pata del tridente. No atinó con que era el cuarto centrocampista, según el dibujo de Valverde, nunca cerraba el espacio del teórico interior, con lo que hubo un hueco por el que pudo salir el Deportivo del acoso azulgrana. Semedo se las vio y se las deseó y no pudo con todo, porque Rakitic seguía en el centro, junto a Busquets.

La situación dramática del Depor invitaba al optimismo, aunque llevaba cuatro partidos sin perder. Seedorf le ha cambiado la cara al equipo, pero demasiado tarde, En el adiós a la élite, los hinchas blanquiazules no tuvieron nada que reprochar a sus jugadores. Al contrario.

Achicando agua

El Depor hizo lo posible por frustrar la fiesta forastera, aunque también es verdad le iba la vida para evitar el descenso en casa. Con pases verticales a los puntas, obligó a los azulgranas a retroceder hasta colocarles en la tesitura de achicar agua de su propia área.

Tal vez por la ausencia de presión o tal vez por la fuerza de la desespeeración, el grupo de Seedorf acabó atosigando al campeón. Valverde lo vio claro y se observó en los cambios: quitó a Dembélé y a Coutinho, los gestores del 0-1 y metió a Denis y Paulinho. Mientras, Iniesta seguía calentando esperando ser el tercer elegido. También lo esperaba el público para despedirse de él. Y el equipo también lo esperaba. En realidad, más que esperarlo, lo necesitaba para que alguien cosiera al equipo. Iniesta entró cuando Messi había anotado el cuarto para abrillantar la vajilla. Otro homenaje.

Deportivo, 2 - Barça, 4

Deportivo: Rubén (5), Juanfran (6), Albentosa (6), Schär (7), Luisinho (6), Guilherme (6), Krohn-Delhi (6), Celso Borges (7), Çolak (7), Borja Valle (8) y Lucas Pérez (8). Cambios: Muntari por Guilherme (m.82); Andone por Celso Borges (m.86). Cartabia por Borja Valle (m.88).

Barça: Ter Stegen (5), Semedo (5), Piqué (6), Umtiti (6), Jordi Alba (6), Rakitic (7), Busquets (7), Coutinho (6), Dembelé (5), Messi (9) y Luis Suárez (6). Cambios: Denis Suárez (5) por Coutinho (m.73); Iniesta por Rakitic (m.86).

Goles: 0-1 (m.7) Coutinho. 0-2 (m.38) Messi. 1-2 (m.40) Lucas Pérez. 2-2 (m.63) Çolak. 2-3 (m.82) Messi. 2-4 (m.85) Messi.