Andalucía siempre ha hecho gala de las mejores playas y de un clima excepcional, con el mayor número de horas de sol al año de toda Europa. Pero en Andalucía hay mucho más y viene de la mano del turismo de interior como una alternativa que une el patrimonio con la naturaleza, pasando por la gastronomía o el deporte.

Buena parte del concepto que se asocia con el turismo rural de calidad radica en lograr bienestar para el cuerpo y para la mente. El contacto permanente con la naturaleza canaliza parcialmente esa sensación de relajación, pero hay algo muy importante que igualmente contribuye a ello: la calidad en el servicio y en las instalaciones. Así, las villas ofrecen multitud de posibilidades para gozar del tiempo libre, con espacios deportivos o instalaciones para la salud y belleza. De igual modo, también cuentan con salones especialmente equipados para reuniones, jornadas de trabajo o celebraciones. Pero, además, los enclaves privilegiados donde se encuentran las Villas de Andalucía son puntos estratégicos desde los que desarrollar multitud de opciones de ocio. Senderismo, excursiones a caballo, recorridos en bicicleta, caza, pesca, piragüismo y otras actividades son solo algunas de las atracciones para los viajeros.

Entre estas instalaciones repartidas por Andalucía destaca el Hotel Villa de Priego, que se presenta como un pueblo típico andaluz donde disfrutar de la luz de sus calles y plazas encaladas, del olor de las macetas cuajadas de flores y del rumor del agua en las fuentes. El entorno natural de Priego destaca por una cuenca fluvial formada por los arroyos Salado y Zagrilla y el río Genilla, en torno a los cuales se desarrollan bosques en corredor y cuatro rutas de senderismo. Hay que destacar la Sierra de Horconera, el pico Bermejo (1.476 metros) y la cima más elevada de la provincia de Córdoba en el pico de la Tiñosa (1.570 metros), que forman un impresionante macizo calizo. Sin duda, un atractivo turístico unido al entorno es la propia localidad de Priego de Córdoba.

El Hotel Villa de Grazalema es otro ejemplo de este tipo de alojamiento. Situado en un extremo del pueblo gaditano de Grazalema, localizado en el parque natural de la Sierra del mismo nombre -en el punto occidental de la cordillera Bética-, es el enclave más lluvioso de la Península Ibérica. Su orografía es asombrosa y llama poderosamente la atención por sus cañones, cuevas y riscos, quebradas y valles.

También destaca el Hotel Villa de Láujar, en Láujar de Andarax (Almería); el Villa de Bubión, localizado en plena Alpujarra granadina, en el barranco del Poqueira, un paraje de singular belleza; o el Villa de Cazorla, ubicado dentro del parque natural de Cazorla, Segura y las Villas. La orografía del terreno es perfecta para la realización de deportes de aventura como rafting, rappel, barranquismo, tiro con arco, tirolina o escalada deportiva.