El fiscal de Agrigento, Luigi Patronaggio, puso ayer fin a la agónica situación de los más de 80 migrantes que quedaban a bordo del Open Arms tras 20 interminables días en el mar al ordenar el desembarco en el puerto de Lampedusa y la incautación temporal del barco de la ONG española. El barco atracó en el puerto de esta isla italiana pocos minutos antes de la medianoche. Fue entonces cuando los 83 migrantes y los miembros de la tripulación de la nave de la oenegé empezaron a desembarcar entre aplausos.

Patronaggio tomó la decisión tras subir a bordo del buque, junto a dos médicos, para constatar el estado de salud de los refugiados, muchos de ellos desesperados hasta el punto de que ayer 15 saltaron por la borda para llegar a nado hasta la costa, ya que el barco apenas distaba de tierra unos 800 metros. La decisión del fiscal deja en el aire la misión del barco de la Armada española que ayer puso rumbo a Lampedusa en misión de rescate. «La Fiscalía de Agrigento dictamina el desembarco inmediato de las personas a bordo del Open Arms en el puerto de Lampedusa y la incautación provisional del barco. Por fin se acaba la pesadilla y las 83 personas a bordo recibirán asistencia inmediata en tierra», tuiteó la oenegé Open Arms.

Penas de cárcel

Según fuentes del procedimiento consultadas por Efe, el fiscal tomó la decisión a instancias de la organización, al amparo del artículo 328 del Código Penal, que castiga con entre seis meses y dos años al funcionario público que haya omitido su deber que, «por razones de justicia o de seguridad pública, o de orden público o de higiene y salud, debe ser cumplido sin retraso».

Este fiscal investiga un presunto delito de secuestro de personas para determinar por qué no pudieron desembarcar los migrantes en Italia, a pesar de que un tribunal tumbó la semana pasada la orden del ministro del Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, de que el barco no entrara en aguas territoriales italianas. Ahora, en el marco de esta investigación, el Open Arms quedará bloqueado en el puerto durante unas dos semanas.

La orden de desembarco llegó cuando el Audaz, un patrullero de la Armada española, navegaba desde hacía unas dos horas rumbo a Lampedusa tras partir de Rota (Cádiz) para asistir al Open Arms, subir a bordo a los refugiados y acompañar al barco hasta el puerto de Palma de Mallorca. Así lo decidió ayer mismo el Gobierno de Pedro Sánchez con el objetivo de poner fin a la crisis humanitaria a bordo del barco, donde especialmente en las dos últimas jornadas se habían vivido momentos de auténtica desesperación, con migrantes lanzándose por la borda. De madrugada, otros ocho refugiados y un acompañante fueron evacuados por razones médicas. «El buque Audaz está listo para navegar esta tarde hacia la isla de Lampedusa y asistir al Open Arms y a sus ocupantes. Acompañará a la embarcación hasta el puerto de Palma, en Mallorca. Con esta medida, España resolverá esta misma semana la emergencia humanitaria», tuiteó Sánchez. La oenegé española Open Arms no hizo ningún comunicado de respuesta a la decisión del Ejecutivo ya que, según la asociación, no había recibido «ninguna notificación» del envío del patrullero.

Tres días de navegación

El Audaz, si no hay contraorden, se espera que tarde unos tres días en llegar a Lampedusa. El viaje de vuelta se iniciaría de forma inmediata, después del traslado de los refugiados de un barco a otro, y se esperaba que ambos buques llegasen el domingo por la tarde o el lunes, a más tardar, al puerto de Palma. El Audaz fue botado en el 2017 y cuenta con una tripulación de 48 personas. Alguna de sus anteriores misiones ha sido la de proteger a pesqueros españoles de los ataques de los piratas en el Océano Índico.

«Todas las adminitraciones estamos trabajando de forma coordinada para dar un trato humanitario a los ocupantes» del Open Arms, tuiteó Francina Armengol, presidenta del Gobierno balear, que activó la maquinaria para asistir a los refugiados. El pasado domingo, la vicepresidenta en funciones del Gobierno, Carmen Calvo, se puso en contacto con Armengol para proponerle que Palma o Mahón acogieran al Open Arms, al tratarse de los puertos españoles más cercanos desde Lampedusa. «Si se interviene es porque es un drama humanitario ante el que España, que es un país solidario, no podía mirar hacia otro lado», afirmó Margarita Robles, ministra de Defensa, justificando el envío del buque de la Armada.