Pablo Iglesias se ha esforzado este sábado en subrayar sus diferencias con Pedro Sánchez. Tras varios días de tensiones dentro del Ejecutivo, con Podemos aireando los choques en materias como las pensiones, el salario mínimo, los cortes de suministros y el Rey, el vicepresidente segundo y líder de los morados ha pedido a los suyos que mantengan el camino emprendido. Es, ha dicho, la única manera de que se garantice el cumplimiento del programa de gobierno que firmó hace ahora un año con Sánchez, porque "el PSOE y Podemos" defienden "a veces intereses muy distintos".

Durante el Consejo Ciudadano de los morados, máximo órgano del partido después de las asambleas, Iglesias ha dibujado al PSOE como un partido que se resiste a los cambios, que es permeable a las presiones de "los poderosos", mientras Podemos sería el motor de los avances sociales aprobados por la coalición. Los socialistas se revuelven contra esta tesis, y la atribuyen a la presunta necesidad del vicepresidente por tener siempre protagonismo en un momento en el que las encuestas le dan malas noticias, pero insisten en que una ruptura está descartada, algo en lo que coinciden los morados. Aun así, el malestar se ha exteriorizado en los últimos días. El pasado miércoles, por ejemplo, Iglesias mantuvo con la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, una acalorada conversación en los pasillos del Congreso en la que esta, según varios testigos del encuentro, le acabó diciendo: "No seas cabezón".

Iglesias se ha referido al incidente este sábado, durante su intervención telemática ante los dirigentes de Podemos. "Puede que nos digan que somos muy cabezones. Tendrán razón. Somos muy cabezones para que se cumplan los acuerdos firmados. Que no le quepa duda a nadie: nos votaron para eso", ha dicho. Pero ese trabajo destinado al cumplimiento de los compromisos de la coalición "va a ser muy duro y muy difícil", ha señalado, en una nueva alusión a las resistencias del PSOE.

Fortaleza parlamentaria

Paradójicamente, el aumento de los roces coincide con el momento de mayor fortaleza parlamentaria de la alianza entre socialistas y morados, con la aprobación definitiva de los Presupuestos del año que viene encarrilada y el bloque de izquierdas y nacionalistas muy unido, apoyando las cuentas, el estado de alarma o leyes tan simbólicas e importantes como la de eutanasia. Como suele hacer, Iglesias ha defendido la necesidad de mantener ese camino, en contra de la búsqueda de pactos con Ciudadanos, cuyos 10 diputados se encuentran ahora en tierra de nadie.

"Tenemos que construir las grandes decisiones con los aliados del Gobierno", ha dicho el vicepresidente. Y dentro de esas grandes decisiones, ha querido dejar claro, se encuentra la reforma, criticada por la UE y aparcada de momento por el Ejecutivo, para que en la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) sea suficiente la mayoría absoluta del Congreso en lugar de la reforzada, algo que convertiría el concurso del PP en innecesario. Iglesias, en este sentido, ha defendido "actualizar la ley al presente para garantizar que se cumple la Constitución". En cambio, antes de reactivar la polémica modificación, el PSOE piensa esperar a las elecciones catalanas del próximo 14 de febrero, para ver si entonces el partido de Pablo Casado se aviene al acuerdo.

"Estamos siendo capaces de normalizar las diferencias en la coalición", ha explicado Iglesias, que ha reivindicado el "conflicto político como motor histórico de los avances democráticos" y ha pedido seguir trabajando, en contra de lo que defiende el PSOE, por una república que haga a España "más decente".