Javier, como a él le gusta que le llamen, acaba de cumplir 18 años y lleva desde los 8 unido al mundo de la música a través de sus estudios de contrabajo. Pero su vinculación viene de antes. En su casa esta manifestación artística siempre ha tenido mucho peso y es que su padre estudió música de joven, estampa que él repite, y su tío-abuelo Enrique Timoteo, fue clarinete solista de la Banda Municipal de Córdoba y de la primera Orquesta Ciudad de Córdoba.

De casta le viene al galgo. Con este fluir por sus venas sus padres decidieron, de manera acertada, apuntarlo al Conservatorio Profesional de Música Músico Ziryab donde, durante diez años, aprendió lo mejor de la mano del profesor Antonio Gil. En este punto nos explica Javier que eligió el contrabajo porque su padre llegó a tocarlo de joven y siempre sintió una especial predilección por este instrumento con el que, a día de hoy, confiesa sentirse plenamente identificado. A pesar de su edad, Javier es un muchacho tremendamente maduro, quizá como resultado del esfuerzo extra que requiere la formación musical, que, tal y como él explica, implica mucho sacrificio y dedicación, algo que a veces no es visto ni valorado. Este estudiante de 1º del Grado Superior de Música reconoce que para él, lo más difícil de su carrera es el alto grado de voluntad que hay que desarrollar para sacar adelante sus estudios, sacrificando momentos de diversión y salidas con sus amigos. Este férreo compromiso y los buenos resultados obtenidos se han traducido en el premio extraordinario que recientemente ha recibido por parte de la Consejería de Educación para el curso 2017-2018. Aunque confiesa que nunca lo ha buscado, porque su objetivo es siempre obtener las mejores notas, asegura que una vez conseguido no tiene por menos que sentirse contento ya que es una recompensa al esfuerzo de todos estos años. La meta de Javier es poder tocar en alguna gran orquesta europea y dar algún concierto como solista a nivel profesional. Aunque es un reto sumamente difícil está decidido a intentarlo. De momento, puede decir que es miembro de la Academia de Estudios Orquestales de la Fundación Barenboim-Said en Sevilla. Y esto no ha hecho nada más que empezar.