Esta docente se encuentra desde el presente curso académico al frente del Departamento de Danza Contemporánea, una modalidad estrenada en el Conservatorio Profesional de Danza Luis del Río, después de muchos años demandándola.

-Se ha cumplido el primer trimestre desde la implantación de esta nueva especialidad de danza. ¿Cómo ha trascurrido?

-Mejor de lo que me esperaba tras la finalización de las pruebas de acceso, por la gran disparidad entre los aspirantes en cuanto a edades y formación (o sin formación alguna). También por la técnica a impartir en este primer ciclo, la Graham, que es la más académica de las que enseñamos en los centros oficiales, poco conocida por ser la más antigua y posiblemente poco atractiva para el alumnado, también muy exigente desde las aptitudes físicas. La escasa programación de espectáculos de danza contemporánea, por no decir nula, influye muchísimo en su desconocimiento por parte de la sociedad.

-¿Cómo ha sido la acogida de esta nueva modalidad? ¿Cuántos alumnos tienen?

-Buena. La comunidad educativa le tenía ya ganas. Hubo muchas solicitudes, muchos aprobados, no tantas matrículas por cuestión de turno (solo tenemos permitido uno de tarde) que lo forman 16 alumnos. La diversidad caracteriza a este grupo que va desde los 13 a los 25 años. La madurez de los mayores facilitó la inclusión de los más pequeños en los grupos.

-¿Cuentan con los medios y recursos necesarios para acometer sus clases?

-No. Y no es por una especialidad añadida. El edificio es antiguo, las partidas presupuestarias no llegan para el mantenimiento. Las mejoras de infraestructuras, espacios y tecnología ni se plantea. Tampoco nos favorece la ubicación del edificio, en el centro del casco histórico, con movilidad reducida.

-¿Qué petición haría desde aquí?

-Un turno de mañana para poder atender a más población y un centro concertado para poder compatibilizar la mañana en el instituto y 22 horas presenciales de tarde sin desfallecer en el intento.