El Open de Tenis Ciudad de Pozoblanco se clausuró ayer coronando a Roberto Bautista, jugador castellonense que partía como gran favorito y que ya tuvo su primera "final ante Tommy Robredo, al que derrotó en cuartos en un partido que ya es inmortal en la historia del Challenger pozoalbense. La pista central presentó un aspecto inmejorable. Quizá porque pocas veces dos jugadores españoles se habían encontrando en la gran final. Sí hay un precedente. La del 2010 contó con la presencia de Bautista, que en aquella ocasión caía derrotado ante Rubén Ramírez.

Ayer, el primer cabeza de serie y número 110 del ránking mundial, hizo gala de su favoritismo y se llevó el torneo. Enfrente tuvo a un Arnau Brugues, 218 del mundo, que sin hacer mucho ruido se había colado en la final. Por cierto, con todo merecimiento. Brugues notó en exceso la tensión del comienzo y acabó cediendo su saque ante el castellonense, que movía de un lado a otro a su rival con golpes milimétricos, bien ajustados. El catalán encajó el primer 'break' y, aunque mejoraron sus prestaciones, no pudo romper el servicio de su rival. Bien es cierto que Bautista se apoyó mucho en su servicio, casi siempre cercano a los 200 km/h. El 3-0 era una losa bastante pesada para el de Vic, que, pese a todo, gozó de dos bolas de 'break', si bien al otro lado encontró el brazo ejecutor de Bautista. La segunda manga comenzó con un calvario para el catalán. Encajó dos 'breaks'. Una vez más, desventaja de tres juegos. Otra losa. Brugues entendió entonces que debía ser más agresivo si quería tener alguna opción. La receta curó parcialmente las heridas. Brugues aprovechaba al fin una bola de break y se metía en el partido. Otra rotura más y equilibraría un encuentro cuyo ganador ya tenía nombre y apellidos. Solo faltaba esperar. Y llegó. En el octavo juego el catalán gozó de dos opciones de rotura, pero se esfumaron y, con ello el partido.