José María Molina Caballero es poeta, narrador y editor, y ha sido esta última faceta la que recientemente le ha dado una gran alegría al otorgarse a Ánfora Nova, la revista que dirige, el premio Mecenas de la literatura andaluza Manuel Altolaguirre. Ha publicado un total de nueve poemarios y seis obras de narrativa, que también han merecido importantes premios y distinciones, y como editor fundó en 1989 la editorial y la revista literaria Ánfora Nova, que cuenta con más de 200 obras publicadas de proyección internacional, donde han colaborado más de 500 autores de alrededor de 50 países. Entre ellos, figuran premios Nobel, premios Cervantes y premios Príncipe de Asturias de las Letras.

-¿Cómo se siente alguien al que premian por su labor de mecenazgo?

-Me siento muy satisfecho y muy honrado con esta importante distinción, que reconoce la decidida labor que desde la revista literaria Ánfora Nova hemos venido desarrollando en estos 30 años de actividad ininterrumpida, promoviendo la literatura creativa, en general y, especialmente, propiciando la difusión y la visualización de autores andaluces y de sus obras. Promoción que siempre hemos intentado llevar a cabo a través de una actividad cultural y literaria que tuviese proyección y relevancia en el ámbito andaluz, nacional e internacional.

-¿Cómo surgió ‘Ánfora Nova’ y por qué?

-Como poeta y narrador apasionado de la literatura, pretendí crear una publicación con una clara vocación universal, que aspirara a alcanzar las máximas cotas de calidad en cuanto a los contenidos y al continente de la edición, que pudiera cubrir el vacío de revistas literarias que había en Córdoba y en Andalucía, en aquella época.

-Desde Rute al mundo. ¿Cuál es el secreto para que la publicación se haya convertido en un referente internacional?

-Desde sus mismos comienzos, en el año 1989, Ánfora Nova pretendió y aspiró a convertirse en una publicación con proyección internacional y, afortunadamente, lo consiguió desarrollando su actividad con gran autoexigencia y con una singularidad basada en la calidad y proyección de sus contenidos, que han incluido aportaciones inéditas de un nutrido y prestigioso elenco de más de 500 autores de unos 50 países, entre los que podríamos nombrar a los Premios Nobel Juan Ramón Jiménez, José Saramago, Vicente Aleixandre, Rigoberta Menchú, Desmond Tutu, Adolfo Pérez Esquivel, Mijail Gorbachov, Wole Soyinka... Así como a otros escritores de relevancia como Rafael Alberti, Miguel Delibes, Fernando Arrabal, Mario Benedetti, Antonio Buero Vallejo, Soledad Puértolas, Javier Marías, Arturo Pérez Reverte, Federico Mayor Zaragoza o el último premio Cervantes, Sergio Ramírez.

-¿Cómo se le pide a un premio Nobel o a un Cervantes una colaboración literaria para una revista como ésta?

-Lógicamente, acceder a estos autores universales nunca es fácil. Por nuestra parte, lo hemos logrado por la alta consideración de la revista en el ámbito internacional; además del interés que han despertado en estos autores los proyectos que hemos ido configurando desde nuestros inicios, como son esos monográficos dedicados a unas temáticas sumamente interesantes y comprometidas, como la paz, la mujer, la ecología, el derecho y la literatura, la poesía afroamericana contemporánea, los paisajes naturales, el cine y la literatura, la poesía visual, la narrativa hispanoamericana de hoy, etcétera.

-Ha llegado, incluso, a colaborar con la Unesco.

-Efectivamente, hemos realizado importantes proyectos en colaboración con la Unesco, como las ediciones Homenaje a Rafael Alberti, Antología de la paz (conmemorativa del 50 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos), Dossier de poesía hispanoamericana o Ecología y literatura, que se han difundido por más de 100 países de todo el mundo. Sin duda, estas ediciones coeditadas con la Unesco representan un importantísimo logro del que estamos especialmente orgullosos.

-¿Cuál es el perfil de un mecenas?

-En general, supongo que sería el de una persona o entidad que lleva a cabo un programa o proyecto de apoyo a la promoción y difusión de una actividad artística, en este caso la literatura y las artes plásticas, de una manera entusiasta, apasionada y perseverante.

-¿Falla en este país la cultura del mecenazgo?

-Creo que sí, porque el mecenazgo aún no ha calado en el ámbito empresarial y en el de las instituciones privadas que podrían llevarlo a cabo. En estos momentos falta una ley del mecenazgo que sea capaz de encauzar decididamente estas iniciativas, que sí que existe desde hace muchos años en la mayoría de países de nuestro entorno.

-Es poeta, narrador y editor. ¿Por cuál de sus facetas se siente más atraído?

-La verdad es que me quedo con las tres actividades creativas. No sabría escoger entre ellas porque las tres las vivo, las siento y las disfruto.