La unidad de agentes tutores de la Policía Local de Córdoba detectó el pasado año una veintena de casos de ciberacoso escolar en centros educativos de la capital, además de algunos casos de violencia de género en menores y remitió a la Fiscalía a dos adolescentes más por consumo de drogas blandas. Estos son solo algunos de los logros de la llamada unidad de agentes tutores de la Policía Local a lo largo del pasado año, cuando alrededor de 13.000 escolares recibieron algunas de sus charlas y conferencias en distintos centros educativos.

El principal objetivo de los agentes tutores, precisamente, es «la prevención» en el entorno escolar, según remarcó ayer el teniente alcalde de Seguridad, Emilio Aumente. «La Policía Local trabaja en prevención a medio y largo plazo no solo en casos de acoso, sino de alcohol y drogas», dijo. «Resolvemos graves problemas familiares», resumió el también responsable de la Policía Local.

En Córdoba esta unidad lleva trabajando desde hace unos años, por lo que la ciudad es pionera en un servicio cada vez más demandado en los municipios. Juan Jesús Alcántara y Francisco Javier Medel, ambos agentes tutores de Córdoba, explicaron ayer que son las comunidades educativas las que requieren de sus servicios en tareas de prevención, que se ofrecen como charlas de orientación. No obstante, las actividades de estos policías locales no se limitan al ámbito educativo y los niños, sino que ofrecen charlas a colectivos como el Ejército, centros de menores o las ampas, «allí donde nos lo soliciten», resume Alcántara. Es a partir de estas charlas, cuando los menores toman confianza y se abren, y los agentes pueden detectar casos de violencia de género o estudiar un caso de acoso escolar que se esté produciendo. De hecho, esas charlas son solo puntos de partida para que estos agentes se vayan quedando en los centros y vayan familiarizándose con el entorno de los adolescentes.

De su experiencia, Alcántara y Medel confirman que los casos de violencia de género se dan cada vez a edades más tempranas, a veces sin que ni víctima ni acosador sean conscientes de lo que está sucediendo. «Las líneas son muy sutiles, a veces ellos solo hacen comentarios sobre la ropa de ellas, pero lo peor es que ellas les hacen caso», reconoce Alcántara, que explica, además, que a veces los menores piensan erróneamente que si dejan de ser pareja ya no hay violencia machista.

EN ASCENSO // Respecto al ciberacoso también han detectado que va en aumento y que se incrementan los casos de bullyng a través de las redes en detrimento del acoso físico. También que las edades en las que se produjeron la veintena de casos detectados por la Policía Local fue entre los 10 y los 13 años. A juicio de los expertos, el crecimiento de los casos de ciberacoso se debe a la sensación de impunidad que suelen tener los acosadores al usar las redes sociales. «Tienen la sensación de que esa violencia no puede ser castigada», indicó Juan Jesús Alcántara.