En los tiempos que corren prima la colaboración, la ayuda a los más necesitados mediante iniciativas sociales, un concepto muy a la orden del día. Aunque el camino hasta conseguirlas no es de rosas precisamente. Así le ha ocurrido a la asociación de vecinos Amargacena, que en vez de disfrutar del beneficio de los huertos sociales, sigue inmersa en una lucha por conseguir lo que un día le prometieron. No reclaman otra cosa que los permisos oportunos para poner en marcha esta iniciativa socio-ecológica tan necesaria en un barrio como el Guadalquivir, en la zona sur de Córdoba.

En el pasado 2014, la gerencia provincial de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA) convocó a esta asociación de vecinos para presentarles y ofrecerles el proyecto de huertos sociales que estaban desarrollando en una zona de su propiedad en la calle Cordel de Ecija.

Unos huertos sociales que según reclama Isabel Márquez, presidenta de la asociación de vecinos, deberían llevar en activo "desde septiembre del año pasado", motivo por el que dice estar "deseando que los activen ya para poder darlos a los vecinos que están muy entusiasmados con este proyecto".

Por desgracia, y pese a la inversión de 35.000 euros para lograr entre otras cosas un pozo legal para el riego, estos 12.000 metros cuadrados de terreno cultivable siguen parados. Sólo falta que la administración autonómica tome la última decisión y adjudique los huertos", asegura Manuel López Calvo, quien lamenta haber perdido la temporada de invierno, pero dentro de lo malo, intentan acelerar el proceso "para aprovechar los cultivos veraniegos".

Recalcan que no es cuestión de disfrute, si no de posibilitar el autoabastecimiento para las familias más necesitadas de la zona que, gracias a estos huertos de unos 50 metros cuadrados, podrían garantizar parte de su seguridad alimentaria, "impidiendo así que tengan que acudir a Cáritas", ya que al menos "podrían cultivar sus vegetales durante todo el año". Y no sólo a nivel familiar, también colectivo, e incluso educativo, ya que pretenden destinar parte de ellos a los colegios de la zona, con el fin de formar a los más jóvenes en una tarea tradicional como la del cultivo.

Con el respaldo del Ayuntamiento de Córdoba ya cuentan, pues ya "han puesto en manos de Infraestructura y Medio Ambiente" este proceso con fin social. Pero ni la Junta ni la empresa pública AVRA atienden sus peticiones, imposibilitando a estos vecinos del barrio del Guadalquivir la posibilidad de disponer de un terreno que les permita cultivar sus propias hortalizas. Un caso más de cómo una iniciativa, probablemente nacida de la mejor de las intenciones, se convierte en un camino interminable para un grupo de ciudadanos cordobeses al que solo le queda dar voz a sus problemas.