El voluntariado de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) está muy presente en los hospitales para transmitir apoyo a los pacientes, para ofrecerles café, agua, para escucharles y comprenderles, porque la gran mayoría de las personas voluntarias ha pasado por un cáncer o lo está afrontando. Y estas personas se hicieron voluntarias porque primero recibieron ayuda y, con el tiempo, decidieron que después de haberles llegado ese apoyo era la hora de devolverlo a otros enfermos. Este voluntariado contribuye a que se desarrollen eventos informativos y solidarios que organiza la AECC y forma una auténtica marea como ayer en la Marcha por la Vida.

Cuatro de las voluntarias de la AECC que este domingo no se perdieron esta marcha fueron Mercedes Díaz, Antonia Postigo, María Luisa Godoy y Estrella González. Para Mercedes, de 53 años, ha sido su primera marcha. Esta cordobesa fue diagnosticada de cáncer de mama el año pasado, y después de pasar dos veces por el quirófano y recibir tratamientos de quimioterapia y radioterapia, está a la espera de empezar con una nueva medicación, porque unas pastillas que debía tomar los próximos cinco años le estaban afectando al hígado. De momento se encuentra mejor y está haciendo el curso para poder ser voluntaria hospitalaria. «Se pasan días muy duros. Por eso es fundamental contar con el respaldo de otras personas que están pasando lo que tú», expone.

María Luisa Godoy, de 61 años, también fue diagnosticada de este mismo cáncer hace 5 años y espera que en la próxima revisión le digan que todo sigue bien. Colabora en la realización de detalles solidarios que se venden para bodas y otros eventos, al igual que Mercedes, y es voluntaria en oncología en el Hospital Provincial del Reina Sofía. «Siempre ayudaré a la AECC en lo que me necesite, igual que me ayudó a mí», apunta María Luisa.

Por su parte, Antonia Postigo, de 66 años, fue diagnosticada de un cáncer de mama a los 44 años, una enfermedad que ya quedó en el olvido. «Como voluntaria hospitalaria tienes que animar a los pacientes. Hace poco se emocionaba la hija de una paciente cuando le dije que a su madre le volvería a salir el pelo tras pedirle que me tocara el mío. Por momentos así merece la pena colaborar con la AECC», recalca Antonia.

Estrella González es una de las voluntarias más activas. Está en todos los eventos de la AECC y también apoya a pacientes en el hospital San Juan de Dios. La metástasis que presenta desde hace años por un cáncer de mama no la frena. Para ella, la AECC es su vida y la fuerza que le va a ayudar a afrontar una nueva operación a la que se someterá pronto.