¿Cómo será la biblioteca de los Jardines de la Agricultura por dentro? Para saberlo o hay que echar un vistazo a los planos del proyecto presentado hace una década o esperar a que abra sus puertas dentro de un año y medio como mínimo. Sin embargo, este periódico ha podido recorrer sus estancias, diáfanas y frías ante la ausencia de libros que inviten a conocer mil y una historias y de lectores dispuestos a abandonarse en ellos. Esas estancias, a pesar de ser como un esqueleto aún, desvelan el secreto que ha guardado este edificio durante los más de dos años en los que ha permanecido cerrado tras la paralización que sufrió la obra en octubre del 2016 y ayudan a imaginar lo que será en el futuro ese cofre de sabiduría.

Desde que Tragsa reanudó los trabajos en marzo, y según explica el jefe del área de Obras y Proyectos del Ministerio de Cultura, Miguel Ángel Mompo, se han retirado los sistemas de protección que tenía el edificio para evitar el vandalismo y se han colocado las medidas de seguridad, las casetas de obra y la grúa. Los primeros trabajos se centran en los sótanos, donde estarán los depósitos de libros. Como la estructura y los muros están ejecutados, Tragsa continuará con los acabados y realizará los forjados en la cubierta, donde van las máquinas de climatización. Según Mompo, a pesar del tiempo en el que la obra ha estado parada, se conserva «bien». Tragsa hará lo que queda, más o menos la mitad, en 18 meses y por 9,7 millones.

La biblioteca tendrá su acceso principal por la avenida de América, aunque habrá otro por el salón del actos o sala de usos múltiples, que se podrá usar de manera independiente. A una cota inferior de la planta baja (en la que habrá un área de revistas y prensa), pero a nivel del jardín, estarán los depósitos de libros, el taller de restauración, y la zona infantil, con patio propio y espacio para cuentacuentos. En esa planta se ha integrado el muro califal que afloró durante las obras, que se encuentra ahora protegido y que irá dentro de una caja de vidrio que estará iluminada. En la planta primera se han planificado zonas para los fondos generales y préstamos, la música y el cine, y los despachos. En la segunda planta habrá otra área de consulta y de fondos especializados. Nada más entrar se percibe la escalera como un punto alrededor del que gira todo el edificio, plagado de grandes ventanales. Allí se visualiza tanto la planta superior como la inferior de la biblioteca, que destacará por la celosía de la fachada.

El proyecto arquitectónico se ha mantenido casi intacto, según Mompo, y solo han variado los materiales y la climatización para adaptarla a la nueva normativa de eficiencia energética, que fue por lo que quedó parada la obra en el 2016. El proyecto incluye la urbanización del entorno de la biblioteca. Cultura negocia con el Ayuntamiento la forma más adecuada de urbanizar el exterior intentando que la antigua rosaleda reaparezca. Cultura no se atreve a dar fecha de apertura pero prevé que la obra esté acabada en septiembre del 2020 y quiere acelerar al máximo los trámites para el equipamiento interior, de forma que no haya que esperar mucho para disfrutar de este nuevo espacio de lectura.