Santa Cruz saldará el domingo una deuda con once de sus vecinos, que desaparecieron sin dejar rastro el 18 de agosto del 36. En la plaza de Andalucía, donde después algunas de sus mujeres e hijas pasearon peladas al cero para escarnio público, se exhibirá una placa que recuerde la triste historia de estos hombres, cuyo paradero, 80 años después, sigue siendo un enigma.

Lola Ventura, delegada de la Alcaldía, explica el deseo de las familias --a las que, tras las desapariciones, el franquismo represalió y les quitó todo-- de que hubiera algún recuerdo de ellos en Santa Cruz, ya que desconocen qué les ocurrió cuando la Guardia Civil se los llevó aquel día aciago. Se cree que fueron a la Comandancia de Montilla y después, quizá, a Castro del Río. «En Montilla se les pierde la pista. Quienes fueron a verlos, ya no los encontraron allí», cuenta Lola. Entre los desaparecidos hay padres e hijos, y primos hermanos, todos menores de 50 años y casi todos muy jóvenes. Entre ellos, personas sin significación política, como uno de los Antonio Ventura, que estaba enfermo y cuya familia piensa «que no habría podido llegar andando ni siquiera a Montilla». «En Santa Cruz, después de aquellos hechos, hubo más víctimas, pero desaparecidos sin más, estos». Sus familias están pendientes de las exhumación de Castro y de las que están previstas en Montilla. Las de Córdoba, siguen a buen ritmo y a la espera de que el Ayuntamiento haga la recogida masiva de ADN el día 7 en el centro cívico de Poniente.

Mientras que eso ocurre, al menos, Juan José Cañadilla López, Rafael Dios López, Juan José Gómez Gálvez, Antonio Gómez Márquez, Manuel Jordano López, Eduardo Luque Gómez, Antonio Luque Merino, Antonio Serrano Calderón, Antonio Serrano Sabariego y los primos dobles Antonio Ventura Luque tendrán siempre en Santa Cruz a alguien que los recuerde.