La derrota y el triunfo son dos impostores, dijo Kipling y se encargó de recordar recientemente José Ramón Sandoval. Pero en este Córdoba las palabras van por un lado y los hechos van por otros caminos muy diferentes, una incongruencia a la que muchos parecen haberse acostumbrado. El problema gordo llega también cuando los hechos son, asimismo, incongruentes. Porque las palabras, ya se sabe, tienen esos días de vigencia que van de un encuentro a otro, de un resultado a otro. Eso no quita para que, en una victoria, no haya ni la más mínima autocrítica -siempre reservada a los «artistas»- y en una derrota sí se mire, con celeridad, a lo que hay alrededor.

Este Córdoba se ha encontrado en el cruce de caminos que se adivinaba desde hacía semanas, meses, después de comprobarse que va camino del centenar de goles encajados, de que no hay un patrón definido de juego, de que las titularidades y, sobre todo las convocatorias, no se realizan conforme a dicho patrón de juego o méritos deportivos y sí a momentos de unos u otros y a criterios difícilmente adivinables. Entregado a lo que individualmente puede resolver cada jugador el Córdoba va camino, en esta 2018/19, de no alcanzar ni siquiera los 16 puntos a los que llegó al final de la primera vuelta, de la pasada temporada. Y para salvar la categoría, entonces, hubo que realizar un milagro de tal tamaño que aún lo paga la entidad blanquiverde de muy diferentes formas y a cual más fea. O el Córdoba reflexiona de manera sobria sobre lo que está ocurriendo o nadie se lo tomará en serio. Ni siquiera los suyos. Porque los extraños, vistas cómo se saldan las salidas del conjunto blanquiverde, no lo han hecho ni una vez en lo que se lleva de temporada. Pero este Córdoba se ha convertido desde hace mucho tiempo en aquella máxima que repiten los abogados americanos en series o películas, «el jurado quiere un culpable», como forma de salvar a su defendido, de manera que no vale solo con decir que «este no fue», sino que hay que encauzar al jurado -o afición- hacia un o unos responsables. Y mientras tanto, mientras se produce ese tenso y soterrado debate, el Córdoba está con 11 puntos en 13 jornadas, a dos de la salvación, debe hacer mínimo otros 12 puntos en siete jornadas si quiere mantener el ritmo de permanencia y es el equipo más goleado de la categoría.

En Mallorca, de nuevo, apareció el Córdoba sin patrón de juego. Sí, sin patrón. Enredado en demasiadas cosas que poco tienen que ver con los problemas de su equipo, Sandoval volvió a dejar dudas con la misma convocatoria, con algunas ausencias que durante el partido en Son Moix le pudieron venir bien. En cualquier caso, los problemas de este Córdoba continúan siendo los mismos: se cambió el sistema y sobre todo el planteamiento con tal de tener coartada semana tras semana. Intentar concentrar gente de mediocampo para tener el balón, para que haya combinaciones, pero con los mismos problemas en las áreas: en la propia los errores son de bulto y en la ajena, simplemente, no existe el equipo, no aparece.

Mientras el rival, en este caso un Mallorca que actuaba ante su parroquia y debía proponer algo más, buscó más o menos la portería de Marcos Lavín, el Córdoba transmitió sensación de igualdad. De nuevo las «sensaciones», impresiones erróneas una vez más, ya que las ocasiones de gol más claras fueron bermellonas. De hecho, el mejor cordobesista de todo el partido, incluida esa primera mitad, fue Marcos Lavín, que ya tuvo que aparecer en el minuto siete a un disparo de Lago Júnior. También apareció en el 23’ y en el 41’, y en las tres ocasiones, se cantó el gol en el campo. El Córdoba, por su parte, fue a lo suyo, a lo de las últimas semanas tras el último cambio: tocar hasta línea de tres cuartos, buscar finalizar jugada y, en la mayoría de esas opciones, hacerlo desde la frontal, con disparos más o menos afortunados.

Visto lo visto, Vicente Moreno decidió meter a un nueve de verdad. Cómo estará la categoría que éste fue Álex López, y cómo estará el Córdoba para que a los tres minutos de regresar al campo anotara el primer tanto del encuentro, lo cual obliga a preguntarse y responderse con sinceridad si esta plantilla tiene un nivel de estar cinco jornadas como colista y la mayoría de las 13 en descenso. A partir de ese gol se acabó la burbuja de las sensaciones blanquiverdes. Con el marcador a favor, el Mallorca ya no estaba obligado a proponer, a plantear, a abrirse... Y le tocaba al Córdoba, por lo que también se acabó el partido. Los blanquiverdes continuaron con la misma línea, mientras que los bermellones podían ya ser más verticales sin perder seguridad atrás.

Sandoval introdujo a Alfaro y a Blati Touré. El burkinés transmitió algún momento mínimamente futbolístico, pero lo poquito destacado de la primera parte ya no hizo acto de aparición en la segunda. Por no aparecer ni tan siquiera se vio a Javi Galán, que a pesar del partido de ayer del equipo sigue transmitiendo que no es el mismo -gracias a Dios- del primer mes y medio de competición. Con un par de tiritos desde fuera del área local y dos apariciones más de Lavín se llegó al segundo tanto del Mallorca, obra de Dani Rodríguez a pase de Salva Sevilla. Y como el Córdoba continuaba con su encefalograma plano, ya en el descuento, el Mallorca apuntilló a este triste equipo de Sandoval por mediación de Lago Júnior, tras un contragolpe.

La triste, tozuda y oscura realidad de este Córdoba volvió a verse, en esta ocasión en Mallorca. Con sensaciones y números.

Ficha técnica:

3 - RCD Mallorca: Parera; Joan Sastre, Xisco Campos, Raíllo, Fran Gámez; Aridai (Sergio Buenacasa, min. 69), Pedraza, Salva Sevilla, Dani Rodríguez (Babá, min. 86); Lago Junior y Stoichkov (Álex López. min. 46).

0 - Córdoba CF: Marcos Lavín; Fernández, Aythami, Luis Muñoz, Javi Galán; Vallejo, Javi Lara (Touré, min. 64) , Álvaro Aguado (Andrés Martín, min. 83), De Las Cuevas (Alfaro, min. 64); Jaime Romero y Jovanovic.

Goles: 1-0, min. 47: Álex López; 2-0, min. 74: Dani Rodríguez; 3-0, min. 91: Lago Junior

Arbitro: Trujillo Suárez (Comité Tinerfeño). Amonestó a Joan Sastre, del Mallorca; a Jovanovic, Aythami, Romero del Córdoba.

Incidencias: Partido correspondiente a la décimo tercera jornada de la Liga 1,2,3 disputado en el estadio Son Moix ante 7.992 espectadores.