Para sumar su segunda victoria de la temporada el Córdoba, en tiempos de Halloween, se puso el disfraz del Córdoba de la pasada temporada: el de las idas y vueltas, el del desorden suplido con esfuerzo extra individual, el de un rival con dificultades para controlarle en defensa porque su ataque es el de Pancho Villa... en fin, de locura en locura hasta la victoria final, podría ser el lema del conjunto blanquiverde, anoche, ante el Extremadura. Un triunfo que llegó en el descuento con dos goles con dos protagonistas, uno más que otro, que comprendieron a la perfección el estado en el que estaba El Arcángel, el rival y la única manera de poder obtener una victoria que, como hace unos meses, se obtuvo en el filo de la navaja, con moneda al aire y apelando a la épica que, a fin de cuentas, es lo que más gusta a la grada. El partido en sí tuvo muchas aristas, diversas interpretaciones y como suele ocurrir en estos casos, olvidos de conceptos en pos del corazón, de la entrega, del todo o nada. Y fue todo.

El Córdoba cumplió con sus premisas desde el inicio. Un equipo que intenta tocar el balón y que muere en línea de tres cuartos casi siempre, salvo que desde la frontal alguien se saque un disparo de esos que salen en las repeticiones televisivas una y otra vez. Hace unas semanas fue Álvaro Aguado y anoche le tocó el turno a Miguel de las Cuevas que, en el minuto 8, se perfiló y desde 30 metros lanzó un derechazo que se coló por la escuadra. Gol de pañuelos, el del alicantino.

El gol, lejos de calmar y cambiar el guion, provocó el primer brote de locura. No se paró el partido, ni mucho menos. Ni lo enfrió el Córdoba, con tantos hombres de buen toque como tenía sobre el terreno de juego, ni escondió el balón. Al contrario. Se convirtió en un vaivén. De hecho, el Extremadura disparó las mismas ocasiones sobre la portería rival que los locales y la sensación era de que el partido iba igualado en el marcador. Los de Sandoval morían la mayoría de las ocasiones en la frontal y el Extremadura buscaba ese último pase a Enric Gallego.

Al filo del descanso encontraron el gol los extremeños tras un saque de esquina que terminó empujando a la red su delantero centro, que hizo picar a Piovaccari. El italiano cometió un error asumible en Andrés Martín, pero no en un veterano como él, lo que dejaba el marcador igualado y en inferioridad numérica.

Con el Córdoba aculado en su campo comenzó la segunda parte, mientras que el Extremadura intentaba hacer valer su superioridad numérica. No parecía de inicio que tanto Lara como De las Cuevas aguantaran mucho en las bandas y con constante trabajo defensivo, de ahí que haya que aplaudirles porque, posiblemente, esos cambios -las entradas de Quezada y Jovanovic- debieron producirse algo antes, quizás en el descanso. Pero en cualquier caso fue un acierto de Sandoval la inclusión del canterano madridista y del serbio. Al menos con ellos en el campo, el equipo podía tener la esperanza de enganchar una contra aislada.

Pero antes de eso y como era previsible, el Extremadura se adelantó en el marcador en un gran pase de Olabe a Willy, que buscó muy bien la espalda de la defensa blanquiverde. Las entradas del serbio y del madrileño les sentaron bien a los blanquiverdes, sobre todo porque cinco minutos después era expulsado Pomares al ver la segunda amarilla tras jugar el balón con la mano en una jugada sin aparente peligro.

Los 25 minutos en los que el Córdoba dormitaba y se ajustaba en propio campo dieron paso, de nuevo, a la locura. Otra vez el Extremadura intentando dar con ese último pase para que Gallego o Willy anotaran el tercero y de nuevo un Córdoba que salía hacia el campo rival como los alumnos de Primaria al recreo: sin orden ni concierto pero yendo con desesperación al tobogán, es decir, la portería de Álvaro Fernández. Lo logró Jovanovic por primera vez en un acto de fe: una falta a favor de los extremeños, un rechace de un defensa blanquiverde y el serbio corriendo como si fuera a realizar un triple salto. Le ganó el balón dividido a Aitor y se plantó ante el portero azulgrana, al que batió con sorprendente facilidad. Ya el empate era casi una victoria después de lo que se había vivido, pero el conjunto blanquiverde no sabe parar, ni mandar, ni templar. Y menos cuando quedaban algo más de diez minutos para el final. Había que ir, como en la temporada pasada, a confiar en que la moneda saliera cara.

Y lo consiguió. De una manera también más que llamativa, ya que en banda derecha, Jovanovic amagó más bien con centrar, pero le salió un disparo cerrado al primer palo que sorprendió al portero rival. El éxtasis de El Arcángel recordó al de hace unos meses, con todos los jugadores apelotonados en la banda celebrando el gol del triunfo, al que Jaime Romero dio rúbrica con otro tras una asistencia del delantero serbio y sobre el pitido final.

Algunos, en la salida, se frotaban los ojos. Sí, el Córdoba de esta temporada, con las mismas tareas pendientes, le dio la vuelta al marcador en un partido muy complicado de afrontar, de desarrollar y aún más de contar. Porque a estas situaciones de locura colectiva no se les puede poner plan. Ni razón.

Ficha técnica:

Córdoba: Marcos Lavín; Fernández, Aythami, Luis Muñoz, Javi Galán; Álex Vallejo, Javi Lara (Luismi Quezada, min. 65), Aguado (Blati Touré, min. 71), De las Cuevas (Jovanovic, min. 65), Jaime Romero; Piovaccari.

Extremadura: Álvaro Fernández, Álex Diez, Íñigo López, Djalo, Pomares; Zarfino, Olabe, Fausto Tienza (Willy, min. 56); Kike Márquez, Chuli (Álvaro Romero, min. 64) y Enric Gallego.

Árbitro: Pulido Santana (Comité de Las Palmas). Amonestó con tarjeta amarilla a los visitantes Álex Diez, Íñigo López, Djalo, Zarfino, Álvaro Romero y Fausto Tienza. Expulsó por doble amarilla al cordobesista Piovaccari en el minuto 39 y al azulgrana Pomares, también por dos amarillas, en el minuto 71.

Goles: 1-0, min. 8: De las Cuevas. 1-1. min.39: Enric Gallego. 1-2. min. 62: Willy. 2-2. min. 78: Jovanovic. 3-2. min. 90: Jovanovic. 4-2. min. 91: Jaime Romero.

Incidencias: Partido de ida correspondiente a la décimo segunda jornada del campeonato nacional de Segunda División, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 12.079 espectadores.