La portería del Córdoba se ha convertido en una encrucijada. El club blanquiverde incorporó hace unos días al joven cancerbero de 20 años Edu Frías, y mantiene el pulso para firmar a Pawel Kieszek, que sigue meditando su regreso al Córdoba. Sería, al igual que en el caso de Javi Flores, un enorme incentivo para la afición blanquiverde, desgastada por la pasada temporada y que vería con optimismo la vuelta del guardameta polaco como otro referente con peso. A finales de esta semana se espera la respuesta definitiva de Pawel y se abre una auténtica patata caliente en el Córdoba.

Porque la entidad blanquiverde tiene la firme intención de fichar a un portero veterano y con galones. Si Kieszek se decidiese por otro equipo, el Córdoba buscaría igualmente un guardameta de su perfil.

Además, con Edu Frías se ha hecho una apuesta no solo de presente, ya que tiene bagaje en Segunda B y con buenos números con el filial del Espanyol, sino de futuro. El catalán ocupará una ficha sub-23 y su firma por tres temporadas da buena muestra de que el Córdoba pretende que esté mucho tiempo ligado al proyecto.

Así las cosas, la situación de Marcos Lavín es más que comprometida. Con Frías y un veterano que venga con la misión de la titularidad bajo los palos, el guardameta madrileño pierde el paso. Le queda un año de contrato, ya que se le renovó en los estertores de la etapa de Carlos González, y tiene una ficha superior al mínimo profesional de Segunda División.

Con sus movimientos el Córdoba parece dejar claro que no contempla a Lavín ni siquiera como alternativa a ese teórico guardameta titular con peso, experiencia y jerarquía. Un problema, el de Lavín, no solo con su estatus actual en el club blanquiverde sino también con el sueldo que gana.