El entorno del propio campo de Matapiñonera, los 200 valientes que se atrevieron a asistir -la mitad, cordobesistas- y el propio partido hacía a más de uno preguntarse qué hacía allí. Pero como se supone que esta es la Copa que ilusiona había que tener un puntito de esperanza en que, al menos, el juego fuera entretenido. Pero ni eso. El Sanse salió con un sistema de tres centrales y dos carrileros, mientras que el hombre que acaparaba la atención en el Córdoba CF, tanto defensiva como ofensivamente, era Chus Herrero.

Por lo tanto, entre uno que no sabía y el otro que no quería, no hubo nada que hacer. La primera parte fue un tostón de esos que se recordarán, cuando dentro de unas décadas pregunten por tardes-noches absurdas en blanco y verde, no habrá más remedio que recordar aquel partido jugado en un campo en cuyo fondo había una fábrica de muebles, en lo que debía ser la preferencia, una multinacional de herramientas para el hogar y en el que debía ser fondo norte, un muro vertical de cristal que protegía a las oficinas y viviendas desde las que se podían divisar el partido. Eso, si hubiera interesado, porque ni una de las cortinas se descorrió.

Así, el poquísimo peligro que llevó el Córdoba CF por las inmediaciones de Irureta se centró, principalmente, a balón parado. Dos saques de esquina, en concreto, fueron cabeceados por José Antonio González y Fernando Román para provocar el “uy” entre los animosos cordobesistas que se atrevieron a acercarse hasta Matapiñonera. Por su parte, al Sanse no le iba mucho mejor y, en realidad, la primera ocasión de gran peligro que generó, se convirtió en gol. Además, tras un pequeño barullo en el área pequeña e iniciándose la jugada en un dudoso fuera de juego. Pero valió. A tal partido, tal gol.

Raúl Agné movió ficha tras el descanso e introdujo a Imanol por Fernando Román, con lo que desplazó a Chus Herrero al centro de la zaga, y a Owusu por Zelu para intentar mover la cesta, emparejando al africano con Ortuño y desplazando a Sebas Moyano más hacia la banda. Mejoró el Córdoba CF en lo que a tocar el balón en campo rival se refiere y también en tener un mayor control del partido, aunque fue aparente, ya que por un lado, los contragolpes sanseros se producían con cierto peligro, aunque sin resultado en el marcador y, por otro, ese mayor control no se traducía en ocasiones.

De hecho, en ese tercer cuarto de partido, la mejor oportunidad para el Córdoba CF llegó por un error en la entrega de la defensa local, pero Owusu no aprovechó el regalo y su disparo se marchó fuera. Agné agotó los cambios introduciendo a Antonio Moyano por Fran Gómez para intentar dar la vuelta en los últimos 20 minutos. En cualquier caso, la presencia del africano dio alegría al ataque cordobesista, pero de nada sirvió, ya que en uno de los contragolpes sanseros, Fer Ruiz anotaba el segundo tanto local de un potente chut desde dentro del área ante el que quizás Edu Frías notó la inactividad.

Lo de menos fue el resultado, la eliminación en sí. Lo que deja el aire el partido en sí es si la segunda unidad de este Córdoba CF es lo suficientemente productiva.