Hasta la bandera, y nunca mejor dicho, prácticamente abarrotado estuvo anoche el salón del hotel Ayre en el que el presidente de Vox, Santiago Abascal, se presentó a los cordobeses y en el que logró más de una ovación durante su discurso político. Abascal estuvo acompañado por su secretario general, Javier Ortega-Smith; el candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía, Francisco Serrano, y el candidato por Córdoba al Parlamento andaluz, Alejandro Hernández.

Este último definió a su partido como «de extrema necesidad» y recordó que «la gente ya no tiene miedo de decir que es simpatizante o afiliado de Vox». Ante estas declaraciones, las incontables banderas que adornaban el salón o que reposaban en las rodillas del público eran alzadas y ondeaban entre aplausos de los asistentes, de todas las edades.

«Nos consideran fascistas por sentirnos orgullosos de nuestra bandera y de nuestro himno», dijo Francisco Serrano, quien repitió como un eslogan la frase «no somos de extrema derecha, sino de extrema necesidad». El candidato a la presidencia de la Junta aseguró también que «Vox combate la Andalucía de los idiotas y de los inmorales» y también se opone al «aquelarre de género» y al «expolio del impuesto de sucesiones».

Javier Ortega-Smith defendió como «héroes» a los magistrados independientes, a las víctimas del terrorismo y a los empresarios. Acabó su intervención con un «¡Viva España!», que fue coreado por los asistentes.

Por su parte, Santiago Abascal rechazó «la Andalucía de Blas Infante, de Almanzor, de Abderramán y de Al Ándalus», frente a la de Fernando III, Isabel la Católica y las Cortes de Cádiz. Criticó a quienes «ponen en riesgo el patrimonio cultural, religioso e histórico», como la Mezquita-Catedral, que ha sido «lo primero que he visitado en Córdoba». Para Abascal, Vox defiende una «España libre, decente y que madruga».