José Girón empezó a trabajar con 17 años como técnico en farmacia. Ahora tiene 29 y sigue esperando que le llegue el momento de la emancipación. "Desde que se instauró el euro, el coste de la vida ha aumentado mientras los sueldos se quedaban igual", explica. Joven sensato, no quiso embarcarse en una hipoteca desorbitada y con 26 años solicitó una VPO. "Me tocó un piso hace dos años, en la promoción de Urende--Aeropuerto, y se me han ido todos los ahorros en pagar la entrada, el dinero para la entrega de llaves, el alta de la luz y ese tipo de cosas". Aunque se declara hormiguita y asegura que todo lo que tiene se lo ha ganado con su esfuerzo, el dinero da para lo que da. "Me encantaría independizarme mañana mismo, pero tengo que esperar para reunir lo suficiente como para amueblarlo y mantener los gastos que supone vivir en tu propia casa", explica. Con empleo y piso, entre sus amigos, es un privilegiado, una idea que él rechaza porque, insiste, "mientras otros han disfrutado de su juventud como estudiantes, yo la he pasado trabajando ocho horas diarias cinco días y medio a la semana". Cree que los jóvenes lo tienen difícil para irse de casa. "Antes con un solo sueldo vivían familias numerosas, ahora con dos apenas se llega a final de mes, y sin ningún lujo, ¡ojo!".