Menos mal que el turismo y las exportaciones dan algunas alegrías a la economía cordobesa, porque el resto de indicadores económicos siguen en tendencia negativa desde hace años. Lo peor de todo esto es que los estudios de previsiones no dejan mucho lugar para el optimismo. Y eso que la crisis no era crisis y ahora parece que tampoco se quiere recurrir mucho a la maldita palabra cuando se habla de ajustes, y no de recortes, que llegan por todos lados. Será cuestión de palabras, pero esto huele a que no andamos muy bien.