Que el plan Alcázar-Caballerizas iba a generar polémica, se presentía, aunque no de la forma que está surgiendo. La oposición vecinal del barrio de San Basilio se intuía por la negativa al aparcamiento en la huerta y los usos ecuestres anunciados. La sorpresa han sido la limitación de los mismos y las dificultades para consensuar este plan tan ambicioso. En este caso, el enfado del sector ecuestre está justificado. No se puede estar siete años vendiendo algo que ahora brilla por su ausencia.