Me preocupa ser altavoz de sensaciones que estén en la calle pero que no tengan su respaldo en la estadística. Se crean falsas alarmas que desvirtúan la realidad. Pero ocurre que cuando no hay datos oficiales pero sí testimonios y afirmaciones de policías que están en la calle no hay más remedio que contarlo. Con todo, lo que más pena me da es que ha reaparecido el llamado hurto famélico, o sea, en el que se roba para comer. Eso me hace pensar.