Relaciones EEUU-China

La reunión Biden-Xi, en siete claves

La reunión, que se calcula que puede extenderse varias horas y tras la que no habrá un comunicado conjunto, se ha gestado en varios meses de intensas negociaciones diplomáticas después de que se hayan exacerbado las tensiones en el último año

El presidente de China, Xi Jinping, y el de Estados Unidos, Joe Biden, se saludan en Indonesia en noviembre de 2022.

El presidente de China, Xi Jinping, y el de Estados Unidos, Joe Biden, se saludan en Indonesia en noviembre de 2022. / Archivo

Idoya Noain

Casi un año después de reunirse cara a cara por primera vez desde sus respectivas llegadas al poder, el presidente de Estados UnidosJoe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, vuelven a mantener este miércoles un encuentro personal durante la cumbre de Cooperación Económica Asia Pacífico que se celebra en San Francisco.

La reunión, que se calcula que puede extenderse varias horas y tras la que no habrá un comunicado conjunto, se ha gestado en varios meses de intensas negociaciones diplomáticas después de que se hayan exacerbado las tensiones en el último año, llevando la relación bilateral a su momento más bajo desde que se reestablecieron los lazos en 1979.

El encuentro llega en un momento geopolítico deteriorado, con EEUU China en bandos opuestos ante los dos grandes conflictos bélicos abiertos: la guerra de Rusia en Ucrania y

. Aunque se rebajan expectativas y no se auguran grandes avances específicos sí se esperan algunos logros. Y su mera celebración es fundamental para los dos líderes. Biden la enfrenta como un esfuerzo por “estabilizar las relaciones” y Xi ha dicho que “hay mil razones para hacer las relaciones mejores y ninguna para empeorarlas”.

Estas son siete claves del encuentro.

Comunicaciones militares

El principal logro concreto que podría salir de la cumbre, y que busca EEUU, es que las dos potencias restablezcan las comunicaciones militares directas, que Pekín interrumpió de forma casi total el verano pasado como respuesta a la visita de la entonces presidenta de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi, a Taiwán.

Esa línea directa de comunicación se considera fundamental para evitar que potenciales episodios de tensión en espacios como el mar del sur de China o el estrecho de Taiwán escalen o deriven a un conflicto. Y esa importancia crece conforme EEUU está aumentando también sus alianzas de seguridad en la región, desde con Australia hasta con Filipinas.

El lunes Biden, al hablar de qué le haría considerar un éxito la cumbre, mencionó junto a “la vuelta a una senda normal de relaciones” y poder “coger el teléfono y llamarnos el uno al otro cuando haya una crisis” (algo que no han hecho en los últimos 12 meses). “Asegurarnos de que nuestros ejércitos mantienen el contacto el uno con el otro”, remarcó.

Epidemia de fentanilo

Además de potenciales avances en el terreno de colaboración en lucha contra cambio climático se anticipa que Biden y Xi podrán lograr un acuerdo sobre el fentanilo, el potente opioide sintético central en la epidemia de adicción que consume EEUU, donde 150 personas mueren al día de sobredosis de opiáceos.

Según han adelantado medios estadounidenses citando fuentes anónimas, Pekín aceptaría intensificar la persecución de compañías químicas que producen la droga y sus precursores. A cambio EEUU levantaría sanciones que tiene impuestas sobre la Institución de Ciencia Forense, parte del Ministerio de Seguridad Pública chino, señalado por Washington por violaciones de Derechos Humanos como la represión de los uigures y al que tiene prohibido vender tecnología.

IA y programa nuclear

Otro paso que Washington considera fundamental y que acaricia es encontrar una vía para que China se comprometa a no aplicar Inteligencia Artificial (IA) en los sistemas de control y operación de armamento nuclear. Sería una forma de meter una cuña en negociaciones sobre el arsenal atómico chino, que Pekín se niega a mantener dada la inferioridad de su arsenal respecto al de EEUU y Rusia. Aunque aún sus armas atómicas desplegadas son un tercio de las de Washington y Moscú ese arsenal ha crecido a enorme velocidad, según el Pentágono hasta tener 500 armas estratégicas que se prevé que se doblen para 2030.

La economía

La economía es central en la relación entre las dos potencias y tanto Biden como Xi son conscientes de su interdependencia, por lo que la clave ahora es gestionar la importante relación económica (con 760.000 millones de dólares en 2022 de comercio bilateral y 1,8 billones en inversiones) incluso en este momento de competición intensificada.

tierAlgunas de las tensiones en este campo se han elevado. Biden ha mantenido aranceles que impuso Donald Trump en casi 370.000 millones de dólares en importaciones y ha sumado además restricciones a la exportación a China de tecnología avanzada que limita, por ejemplo, los semiconductores más desarrollados que Pekín necesita para avanzar en IA. De hecho, un día después de la reunión, entrarán en vigor nuevas restricciones.

China, por su parte, sigue controlando elementos vitales para la industria tecnológica como materiales raros. Y aunque EEUU esté buscando romper su dependencia logrando acuerdos comerciales y de producción con otros países, incluyendo naciones en la región como India Vietnam, China sigue siendo un proveedor fundamental de esos países. Pekín, además, está expandiendo su comercio con otras naciones y en 2022 el que mantuvo con naciones en desarrollo ya fue superior al que tuvo con EEUU, Europa y Japón juntos.

Para los dos países, en cualquier caso, no desacoplarse es crucial. Y en un acto a principios de este mes Janet Yellen, la secretaria del Tesoro, dijo: “una separación completa de nuestras economías o un enfoque en el que países incluyendo los del Indo-Pacífico se ven forzados a tomar partido tendría repercusiones globales negativas importantes. No tenemos interés en un mundo dividido así y en sus desastrosos efectos”.

Taiwán, el gran escollo

La isla sigue siendo uno de los principales puntos de tensión entre las dos potencias y probablemente vuelva a protagonizar un cruce tenso entre los dos líderes. Ya en noviembre del año pasado, Xi recordó a Biden que Taiwán “está en el núcleo de los intereses de Chuna, es la piedra de toque de las relaciones bilaterales y la primera línea roja que no debe ser cruzada”.

Con elecciones presidenciales allí en enero, Pekín busca que Biden reafirme la política de “una sola China” de EEUU. Intensificará la presión por comentarios que ha hecho Biden asegurando que defendería a Taiwán en caso de una invasión o de "ataques sin precedentes". Biden, por su parte, quiere asegurar que no habrá injerencia China.

Las dos guerras

Biden y Xi han colocado a sus países en dos bandos opuestos en la guerra de Ucrania y nada apunta a que vaya a haber ningún cambio o alteración en lo que respecta a ese conflicto. Pero en lo que se refiere a la guerra abierta por Israel en Gaza tras los ataques de Hamás el 7 de octubre, Biden llega a la reunión con el objetivo de presionar a Xi para que use su influencia y sus buenas relaciones económicas y diplomáticas con Irán para tratar de asegurar que Teherán, uno de los principales financiadores de Hamás o de Hizbulá, no colabora en la extensión regional del conflicto.

Política doméstica

Tanto para Biden como para Xi la reunión tiene un fuerte componente de política nacional. El primero está a un año de los comicios en que busca la reelección lastrado por bajos índices de popularidad. No consigue que la población se quite la sensación de yugo de la inflación pese a la buena marcha de la economía y necesita fortalecerla aún más, para lo que la estabilidad de la relación con China es fundamental.

A la vez, tiene que medir sus acciones para frenar las acusaciones de los candidatos republicanos de tener mano blanda con Pekín. Y el acuerdo sobre el fentanilo le podría ayudar en un tema que los conservadores también han hecho central en la campaña.

Para Xi, mientras, el retorno después de seis años a EEUU y el papel central que va a tener en San Francisco juega también un papel importante de imagen hacia su propia población. El líder más fuerte en décadas en China vive su momento más complicado en sus 11 años en el poder, como mostraron las protestas en la calle por la política de cero covid.

El crecimiento de la economía china se ha ralentizado y este año se escapa la meta del 5%, ya la más baja en décadas. Se viven las sacudidas de una crisis inmobiliaria, el disparado paro juvenil y una fuga de inversiones. Por eso es también fundamental la reunión que va a tener con directivos de grandes compañías, tratando de revitalizar la imagen de China como destino de negocios.