Crisis migratoria

Túnez expulsa a la fuerza a centenares de migrantes a la desértica frontera libia

"Estamos en la frontera entre Túnez y Libia, en la orilla del mar. Nos han golpeado. Tenemos muchos heridos aquí. Hay niños que llevan días sin comer obligados a beber agua del mar", explicó este martes un solicitante de asilo marfileño

Migrantes en la ciudad de Sfax, Túnez

Migrantes en la ciudad de Sfax, Túnez / EP

Marc Ferrá

Las redadas y detenciones contra personas migrantes se han intensificado en Sfax, la segunda ciudad más poblada de Túnez. En los últimos días, la policía ha arrestado a centenares de personas, en ocasiones entrando en las casas donde vivían. Entre 500 y 700 han sido expulsados a la fuerza a la frontera libia desde el pasado domingo. Se encuentran atrapados sin recursos en la zona militar desértica entre ambos países. Por ahora la mayoría no han logrado entrar a Libia, según una fuente sobre el terreno. Entre los migrantes deportados hay niños y mujeres embarazadas, además de personas que estaban en una situación regular en Túnez, según denuncia Human Rights Watch (WRW).  

"Estamos en la frontera entre Túnez y Libia, en la orilla del mar. Nos han golpeado. Tenemos muchos heridos aquí. Hay niños que llevan días sin comer obligados a beber agua del mar", explicó este martes un solicitante de asilo marfileño a esta organización. Las personas expulsadas son originarias de varios países del continente africano: Camerún, Guinea, Chad, Sudan, Senegal, entre otros territorios. Entre ellos hay al menos 29 niños y tres mujeres embarazadas, según los entrevistados por HRW. También hay solicitantes de asilo registrados por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y estudiantes que cursaban sus estudios en la universidad. 

Muchas de las personas expulsadas a la fuerza denunciaron violencia por parte de las autoridades. Además, explican que los policias destrozaron casi todos sus teléfonos. "No solo es inconcebible abusar de las personas y abandonarlas en el desierto, sino que las expulsiones colectivas violan el derecho internacional", ha manifestado Lauren Seibert, investigadora sobre derechos de refugiados y migrantes de HRW.

Tiroteados y golpeados

"Varias personas murieron o fueron asesinadas en la zona fronteriza entre el 2 y el 5 de julio, entre ellas, algunas tiroteadas y otras golpeadas por militares o guardias nacionales tunecinos. Las personas expulsadas han descrito que hombres libios que portaban machetes u otras armas habían robado a algunas personas y violado a varias mujeres, ya fuera en la zona de separación o después de que consiguieran cruzar a Libia en busca de alimentos”, ha explicado HRW en un comunicado.

Unas declaraciones que se atribuyen a los afectados pero que no se han podido confirmar porque las oenegés y organizaciones en defensa de los derechos humanos no han podido acceder a esta zona. En un comunicado conjunto, una decena de organizaciones presenten en Tunez han pedido "urgentemente" a las autoridades tunecinas que permitan el acceso de las organizaciones de la sociedad civil al grupo de migrantes, para que puedan recibir la asistencia inmediata y la atención sanitaria que necesitan.

Meses atrás, la tensión en la ciudad de Sfax se había incrementado. Estos últimos días se intensificó tras manifestaciones y campañas de residentes contra las personas migrantes. Unos disturbios que incluso llegaron a enfrentamientos y ataques contra las personas subsaharianas. Las autoridades locales confirmaron que un hombre tunecino murió esta semana como consecuencia de estos enfrentamientos. Esta población portuaria es uno de los principales puntos de parada de los migrantes que quieren intentar cruzar el Mediterráneo en patera desde las playas próximas.

Oleada de racismo

Túnez se ha vuelto un lugar hostil para las personas migrantes. Especialmente después de un discurso del presidente del país, Kaïs Saied, a mediados de febrero, en el que hizo un llamamiento a "acabar rápidamente" con la inmigración irregular, a la que acusaba de ser una fuente de "violencia y crímenes". El mandatario llegó a responsabilizar a estas personas de modificar la composición demográfica tunecina "árabe y musulmana" del país para convertirlo en "africano". Estas palabras de Saied, coincidieron con una importante crisis económica y social que golpea el país. También con una degradación de su popularidad por el giro autoritario que ha llevado a cabo para perpetuarse en el poder. 

Este discurso presidencial, tildado de racista y sin fundamento por organizaciones en defensa de los derechos humanos de dentro y fuera del país, marcó un antes y un después en la vida de los migrantes. Muchos denunciaron que perdieron el trabajo o tuvieron que dejar la casa que alquilaban, por temor de los empresarios o propietarios de represalias del Estado. Además, varios centenares de ellos decidieron hacer las maletas y volver a su país de origen por miedo. En los primeros séis meses del año, unos 3.500 migrantes han sido detenidos en Túnez bajo el pretexto de estar de manera irregular en al país según cifras del Foro Tunecino por los Derechos Económicos y Sociales.