Libre expresión, religión y discriminación

El Supremo de EEUU limita las protecciones de la comunidad LGTB

El alto tribunal le dio la razón con el apoyo de los seis jueces conservadores del Supremo y el voto en contra de las tres magistradas progresistas

Tribunal Supremo de Estados Unidos

Tribunal Supremo de Estados Unidos / Archivo

Idoya Noain

En el pulso entre la libertad religiosa y los derechos de la comunidad LGTBQ el Tribunal Supremo de Estados Unidos acaba de poner su contundente y definitivo peso contra lo segundo y a favor de lo primero, aunque haya siendo arguyendo libertad de expresión. Los seis magistrados que componen la supermayoría conservadora del Alto Tribunal han dictado este viernes una sentencia a favor de una diseñadora de webs que retó una ley antidiscriminación del estado Colorado porque no quería hacer páginas para bodas de parejas del mismo sexo.

La diseñadora, Lorie Smith, de 38 años, es cristiana evangélica. Antes siquiera de ampliar su negocio para incluir webs para bodas, demandó la ley de Colorado que prohíbe la discriminación de personas gay por parte de negocios que venden bienes y prestan servicios al público y que también veta también declaraciones que anuncien esa discriminación.

Smith, que cree que las bodas entre personas del mismo sexo son “falsas” porque “la historia verdadera del matrimonio de Dios” es la de una “unión entre un hombre y una mujer”, aseguraba que la ley viola sus derechos a la libre expresión y al libre ejercicio de la religión. Argumentaba que ve su trabajo como una expresión artística de sus propias creencias, no solo de quien le contrate, y que la ley era como si el estado le impusiera mostrar su apoyo a los matrimonio homosexuales.

Al aceptar el caso, después de que dos tribunales inferiores negaran la razón a Smith, el Supremo anunció que solo decidiría sobre la libertad de expresión y bajo esa consideración ha dictado la sentencia. A la vez, con su decisión, la mayoría conservadora ha profundizado en su línea reciente de varios dictámenes a favor de personas o grupos religiosos, especialmente cristianos.

“La coerción no es la respuesta”

“Colorado busca forzar a un individuo a hablar de formas que se alinean con su visión (del estado) pero desafían a su conciencia (de la demandante) sobre un tema de gran significación”, ha escrito el juez Neil Gorsuch, que firma la opinión de la mayoría.

 “Cumplir el compromiso constitucional con la libertad de expresión significa que todos encontraremos ideas que consideramos ‘no atractivas’, ‘equivocadas o incluso hirientes’, pero la tolerancia, no la coerción, es la respuesta de nuestra nación”, ha escrito también. “La Primera Enmienda concibe EEUU como un lugar rico y complejo donde todas las personas son libres de pensar y hablar como quieren, no como el gobierno demanda”.

Ciudadanos de “segunda clase”

Son argumentos que rechazan las tres juezas progresistas, que han votado en contra. Y en la opinión de disentimiento, firmada por Sonia Sotomayor, se lee que “por primera vez en su historia el tribunal concede a un negocio abierto al publico un derecho constitucional a negarse a servir a miembros de una clase protegida”. “El efecto inmediato simbólico de la decisión es marcar a gais y lesbianas para estatus de segunda clase”, ha denunciado.

Sotomayor también ha tildado la sentencia de “profundamente equivocada” y ha asegurado que la ley de Colorado “pretende regular conducta, no expresión”. “El acto de discriminar nunca ha constituido expresión protegida bajo la primera enmienda”, ha recordado. “Nuestra Constitución no incluye el derecho a negar servicios a un grupo desfavorecido”.

La magistrada, además, ha enmarcado la decisión en la situación actual de EEUU, donde se vive una ola regresiva que está atacando los derechos de la comunidad LGTBQ, con numerosos estados republicanos impulsando leyes que recortan esos derechos. “En todo el país ha habido una reacción contra el movimiento por la libertad y la igualdad de minorías de género y sexuales. Nuevas formas de inclusión han topado con exclusión reaccionaria. Es descorazonador”, ha escrito Sotomayor, que ha comparado la situación con la respuesta que también se dio a los movimientos de derechos de las mujeres y de derechos civiles cuando buscaron igualdad en la vida pública, cuando establecimientos públicos trataron de frenar esos avances a veces escudándose también en creencias religiosas.

Religión y cambio social

Pese a que la argumentación de la mayoría se ha basado en la libertad de expresión el peso del componente religioso es evidente, y ha quedado claro en algunas reacciones. El exvicepresidente republicano y aspirante a la nominación para 2024, Mike Pencepor ejemplo, ha celebrado la sentencia asegurando que la libertad religiosa es “el cimiento” de la Constitución estadounidense. “Nos recuerda que debemos elegir líderes que defiendan ese derecho y nombren a jueces que apoyan la libertad religiosa”, ha asegurado. Como Smith, Pence es cristiano evangélico.

La postura de Smith, en cualquier caso, va contra la evolución sociológica de EEUU, donde según datos del censo en 2021 había 1,2 millones de hogares compuestos por parejas del mismo sexo, incluyendo casi un 60% casadas. En los datos de sondeos del centro Pew cerca del 60% de los estadounidenses apoyan el matrimonio homosexual, el mismo porcentaje que se oponía a principios de siglo. Y esa aceptación también ha aumentado incluso entre grupos religiosos. Entre los cristianos blancos nacidos después de 1964, según otro sondeo del Pew de 2017, un 50% respaldan las bodas homosexuales, frente al 25% de los cristianos blancos mayores.