La cancillera alemana Angela Merkel ha tardado en reaccionar a los atentados que han conmocionado el país en los últimos días y hasta ayer no compareció en medio de las críticas internas y de la oposición. La cancillera ha repetido: «Podemos conseguirlo» («Wir schaffen das»), una frase que dio la vuelta al mundo el pasado verano cuando comenzó a agravarse la crisis de los refugiados en Europa. Tras reconocer el clima de inseguridad creado por los últimos atentados, la cancillera dejó claro que se mantiene firme en su gestión política migratoria. Alemania superará «la prueba histórica» a la que se enfrenta, dijo.

Merkel subrayó que en los atentados de Ansbach y Wurzburgo los terroristas, que eran refugiados, abusaron «del país que los ha acogido (...) así como de los voluntarios que se han ocupado tanto de los refugiados». También con ello habrían perjudicado al resto de refugiados «que han venido buscando refugio de la guerra y lo han perdido todo».

Merkel ha presentado un plan de nueve puntos para aumentar la seguridad en el país y combatir el terrorismo. Este plan contempla medidas como un mejor sistema de alarma, más personal y recursos técnicos para la policía y un nuevo organismo que se encargará de la criminalidad en internet. El cuarto punto pasaría por una ligazón del Ejército más estrecha en el combate antiterrorista.

La cancillera pretende fomentar el estudio científico del fenómeno del extremismo, mejorar el trabajo conjunto con otros países de la UE así como endurecer la ley de tenencia de armas. Otra novedad será mejorar la cooperación con los servicios secretos, también los estadounidenses. Precisamente, este punto resulta más que llamativo, ya que desde que se hizo público en 2013 que la National Security Agency había estado espiando en Alemania, incluido el teléfono de la cancillera, este tema ha sido un tabú de cara a la opinión pública.

La última medida adoptada por Merkel es una concesión al sector más duro de su partido: representado en el ministro presidente de Baviera, Horst Seehofer: aumentar el número de deportaciones de refugiados cuyas solicitudes hayan sido rechazadas. H