La cumbre europea que comenzará hoy en Bruselas debería abrir el proceso hacia una profunda integración de la eurozona, con la creación escalonada de una unión bancaria y de una unión fiscal, como pasos previos a una unión política. Los líderes de la zona euro coinciden en la necesidad de acelerar la integración europea para demostrar la irreversibilidad del euro y recuperar la confianza de los inversores y los mercados financieros en el proyecto europeo. Pero divergen sobre la prioridad de las medidas a adoptar para superar la actual crisis y sobre el calendario para su puesta en práctica.

Con cuatro países rescatados (Grecia, Irlanda, Portugal y ahora Chipre) y la cuarta economía de la zona euro, España, necesitando la ayuda europea para recapitalizar la banca, la tarea de recuperar la confianza en el euro se ha vuelto cada vez más ardua y requiere una unidad política de acción que hasta ahora no han sabido mostrar los líderes europeos.

BLOQUES ENFRENTADOS El pulso político está polarizado entre Alemania, Holanda, Austria y Finlandia, por un lado, y Francia, Italia y España, por el otro. Mientras Berlín rechaza cualquier medida de mutualización de la deuda pública nacional o la emisión de eurobonos, París, Madrid y Roma reclaman una actuación efectiva a corto plazo que ponga fin al acoso de la deuda pública española e italiana en los mercados.

Ante la negativa del Banco Central Europeo (BCE) de reactivar el programa de compra de deuda pública de los países en apuros por el retraso de los gobiernos español e italiano en adoptar los ajustes y reformas necesarios, el primer ministro italiano, Mario Monti, ha propuesto que se utilice el fondo de rescate para comprar deuda pública española e italiana de forma automática. Pero Monti quiere que esa intervención se produzca sin que los países beneficiados tengan que someterse a las exigencias de ajuste que están previstas en este tipo de ayuda europea, lo que también ha topado con el rechazo de la cancillera alemana, Angela Merkel, y de sus aliados del rigor presupuestario.

"Estamos trabajando con los estados miembros de la zona euro para tomar decisiones convincentes para la estabilización a corto plazo de los mercados financieros, especialmente los mercados de deuda de los estados sujetos a especial presión", anunció ayer el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn. Pero el comisario rehusó precisar de qué medidas se trataba. "No tengo más comentarios sobre la sustancia de estas medidas de estabilización a corto plazo", añadió Rehn.

El plan para crear una auténtica unión económica y monetaria en diez años, elaborado conjuntamente por los presidentes de la Unión Europea (UE), del Eurogrupo, del BCE y de la Comisión Europea, ha recibido un respaldo general. Pero persisten las divergencias en sus detalles, como las referencias a la creación de eurobonos, la mutalización de la deuda pública de los estados o la creación de un fondo de amortización de la deuda pública.

El presidente de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, aspira a obtener, al concluir el Consejo Europeo y la posterior cumbre especial de la eurozona, un mandato genérico para elaborar de cara a diciembre un programa detallado de integración, con un calendario preciso y las etapas y condiciones a cumplir en cada fase.

Las conclusiones de la cumbre podrían reflejar un compromiso de avance a una unión bancaria, una unión fiscal y mayor coordinación de las políticas económicas, pero evitando temas espinosos como los eurobonos.