El democristiano Christian Wulff dimitió ayer como presidente de la República Federal de Alemania. Tras dos meses de presión insistente de los medios de comunicación, que le acusaban de haber recibido favores de conocidos empresarios, anunció su retirada. El jueves por la tarde, la fiscalía de Hannóver, capital de Baja Sajonia, había pedido al Bundestag que levantara su impunidad, porque ve indicios de comportamiento incorrecto cuando era presidente del land de Baja Sajonia.

En concreto, la fiscalía se centra en su relación con el empresario cinematográfico David Groenewold, investigado también por la justicia, quien en el 2007 pagó unas vacaciones privadas a Wulff y su familia en Sylt, una isla en el mar del Norte. Entonces, Wulff presidía Baja Sajonia, cuyo Gobierno había avalado un préstamo para una de las empresas de Groenewold.

Desde el 14 de diciembre pasado, las informaciones que relacionaban a Wulff con un posible tráfico de influencias con destacados empresarios se han sucedido casi a diario. El presidente resistía. Sin embargo, el anuncio de la fiscalía superó a cualquier presión mediática. Wulff se iba a convertir en el único presidente federal de la historia investigado por la justicia, un peso que ni él ni, especialmente, el prestigio de la institución podían soportar.

ADMISION DE ERRORES Al anunciar su dimisión en el Palacio de Bellevue, residencia oficial de la presidencia, Wulff admitió errores, pero aseguró haber actuado honradamente, tanto en su etapa como presidente de Baja Sajonia como en los 20 meses en los que ha ocupado la máxima autoridad del país --desde el 30 de junio 2010, cuando fue elegido en la tercera votación, hasta ayer--.

Hace poco más de un mes, cuando aceptó ser entrevistado para las dos televisiones públicas, Wulff también admitió errores, y citó como el más grave, haber dejado un mensaje en el teléfono móvil del redactor jefe del diario Bild en tono amenazante. La llamada la hizo para intentar detener la publicación de las primeras informaciones sobre un préstamo de 500.000 euros que le dejó un viejo amigo e influyente empresario.

Sin embargo, en aquella entrevista, en horario de máxima audiencia, se aferró a la confianza que aseguraba tener de los ciudadanos. Ayer fue precisamente la falta de confianza uno de los motivos por los que dijo dimitir. "Sin esta confianza --dijo-- no puedo realizar las tareas propias de presidente ni en el interior del país ni en el exterior".

Wulff expresó su convencimiento de que saldrá limpio de las investigaciones judiciales que ahora podrán iniciarse, sin tener que esperar a la autorización del Bundestag. También admitió que las noticias aparecidas sobre supuestos casos de corrupción "nos han herido a mí y a mi esposa", que estuvo a su lado durante los cuatro minutos que duró la comparecencia ante los medios de comunicación.

REACCION RAPIDA Por su parte, la cancillera Angela Merkel, que suspendió un viaje que tenía programado ayer mismo a Italia, tardó solo unos minutos en valorar el anuncio de su compañero de partido. Durante estos dos últimos meses, en los que casi diariamente aparecían informaciones que acusaban a Wulff, Merkel evitó los comentarios y, cuando los hacía, era para defender al presidente, y su trabajo al frente de la máxima autoridad del país. Ayer agradeció la dedicación de Wulff y de su mujer, Bettina, y alabó su decisión de dejar el cargo. "Una decisión --afirmó-- que demuestra que Christian Wulff ha puesto los intereses del país por encima de todo".

Con semblante serio, la jefa del Gobierno alemán dijo que contactará con sus socios de coalición, los liberales del FDP y los socialcristianos bávaros de la CSU, para buscar un candidato de consenso. Posteriormente, se reunirá con los representantes del Partido Socialdemócrata (SPD) y con Los Verdes.

De las declaraciones de los portavoces de los grupos políticos se desprende que existe un acuerdo en el que el candidato a suceder a Christian Wulff ha de estar por encima de los intereses partidistas. Sin embargo, los nombres que aparecen con posibilidades de ocupar la sede del Palacio de Bellevue son figuras destacadas de la CDU, el partido de Angela Merkel.

El actual presidente de la Cámara baja, el Bundestag, Norbert Lammert, es una de las posibilidades, junto al ministro de Defensa, Thomas de Maizière, y la ministra de Trabajo, Ursula Von der Leyen. Se habla también de Joachim Gauck, que en el 2010 ya disputó la presidencia a Wulff como candidato de los socialdemócratas y Los Verdes.