Miles de libios se congregaron anoche ante el inmenso complejo fortificado de Muamar el Gadafi en Trípoli para hacer de escudos humanos ante un posible ataque aéreo por las fuerzas aliadas. Horas antes, el líder libio advirtió a las potencias occidentales que se arrepentirían "si interferían en los asuntos internos de Libia". Fuegos de artificio se intercalaban con cánticos y disparos al aire realizados por los congregados en el lugar, que en 1986 ya fue objeto de un bombardeo por EEUU como represalia por un atentado contra una discoteca en Berlín frecuentada por militares norteamericanos. Todos ellos eran partidarios de Gadafi y llegaron a ser animados por la hija del líder libio, Aicha. "Mi madre y mi padre me dijeron que atacarían el complejo, y vine aquí para proteger a nuestro líder", dijo Mahmud, un niño de 10 años. Horas antes, el dirigente libio mantenía el tono de desafío ante la intervención. "Cualquier ataque militar será considerado una agresión enemiga", afirmó, antes de concluir: "Los libios están dispuestos a morir por mí".