Hu Jia, de 35 años, y su esposa, Zeng Jinyan, burlaron durante años la persecución policial para denunciar la falta de democracia. Hu inició su activismo en los 90 con la defensa del antílope del Tíbet. Después se involucró en la prevención del sida y criticó el sistema sanitario. El activista fue detenido por primera vez en el 2006 y condenado a 214 días de arresto domiciliario.