Caso Villarejo

El fiscal amplía 9 meses la petición de prisión para el excomisario de Barajas: "Se mostró corrompible"

Se le acusa de facilitar la entrada de personas y dinero negro desde Guinea Ecuatorial a cambio de dádivas en forma de efectivo, relojes y coches

El caso ha quedado visto para sentencia

Carlos Salamanca.

Carlos Salamanca. / EP

Alberto Muñoz

El fiscal Miguel Serrano ha ampliado nueve meses la petición de prisión para el excomisario del aeropuerto de Barajas acusado de corrupción por permitir el paso irregular de personas y dinero negro por la frontera desde Guinea Ecuatorial a cambio de efectivo, relojes y coches de lujo. "Se mostró corrompible", ha explicado en la Audiencia Nacional el representante del ministerio público, que en total pide para Carlos Salamanca diez años y nueve meses por delitos de cohecho frente a la absolución requerida por la defensa.

"Estamos ante un comisario en el ejercicio de sus funciones públicas en uno de los centros neurálgicos de poder del país, no solo del poder económico sino también del poder político y diplomático de un Estado. Es ahí, en ese contexto, donde Salamanca no va a guiarse por criterios de imparcialidad o celo policial, sino que, guiado por su ambición y ánimo de lucro, va a poner su función pública al servicio de sus apetencias personales", ha relatado Serrano, que ha ampliado la acusación de delito de cohecho inicial con otro de cohecho pasivo impropio, lo que conllevaría un incremento de la pena final en 9 meses.

Para el otro colaborador necesario para ese cohecho, Francisco Menéndez Rubio, el llamado Pagafantas, el fiscal pide solo seis meses de prisión por su colaboración necesaria tanto en este caso como en la macrocausa general del caso Tándem, del que este es una pieza separada. Eso sí, ha recordado que permanece investigado y acusado en otros procedimientos.

Menéndez es un empresario cuyos principales clientes eran de una empresa nacional del petróleo de Guinea Ecuatorial que "se han dedicado presuntamente a desfalcar a los ciudadanos de su país". Su idea, según se ha explicado, era repartir ese dinero negro de forma irregular por diversos países, entre ellos España, donde Menéndez era su enlace.

Salamanca, por su parte, ha asegurado antes de que el caso quedara visto para sentencia, que las acusaciones del que fuera su amigo, o "compadre", podrían equipararse con las de un "crimen pasional" de "alguien que se ha visto desplazado" y que buscaba una mejora de su situación.

Vínculos con Villarejo

Durante la lectura de sus conclusiones definitivas, Serrano, como ha hecho durante todo el procedimiento, ha aludido a las conversaciones telefónicas intervenidas a los protagonistas de esta trama: Salamanca, Menéndez, los directivos guineanos de Gepetrol cercanos al régimen de Obiang que ponían el dinero y, por supuesto, José Manuel Villarejo.

Esta pieza, que, si bien no es la más importante, sí es una de las que permiten entender los orígenes del caso contra el excomisario y a Menéndez, un colaborador importante de la Fiscalía Anticorrupción.

"Los directivos de Gepetrol no son unos membrillos, si ellos no recibieran unos servicios tangibles no seguirían pagando", ha resumido Serrano. "Salamanca se ha dibujado a sí mismo como un funcionario corrompible, que no pone reparos en recibir un reloj de lujo del jefe de seguridad de Iberdrola o regalos desde Arabia Saudí".

El regalo del reloj, uno de los más de 40 que tenía el excomisario, lo confirmó el propio Antonio Asenjo, el que fuera jefe de seguridad de Iberdrola y actualmente también imputado dentro de la macrocausa del caso Tándem.

En su declaración, Asenjo reconoció ser amigo personal de Salamanca y también que le regaló un reloj: "A mí es que no me gustan, no los utilizo, y como lo tenía por ahí en un armario... Se lo regalé".

Una amistad forjada a base de dinero y favores

De todos los amigos que tenía el comisario Carlos Salamanca, el más especial para él era Francisco Menéndez. Al llamado Pagafantas, dicen todos, le trataba "como a un hermano". "Venía al cocido de los domingos y a las cenas de Navidad", explicó la hija del expolicía.

La Audiencia Nacional ya fue testigo durante los dos primeros días del juicio de esa relación forjada entre los dos "compadres", como se llamaban el uno al otro, y de cómo algunas relaciones que nacen del interés mutuo por el dinero acaban uniendo lo más querido. "Para mí fue mucho más que una amistad. Le entregué a mi familia", defendió Salamanca el lunes.

Desde el primer presunto regalo cuando apenas se conocían, unos 25.000 euros para poder comprarse un Porsche Cayenne y que fueron suficientes para "emocionar" al entonces comisario jefe del aeropuerto de Barajas, hasta el momento en que el Policía Nacional se convirtió en el padrino de la hija del que entonces actuaba como enlace entre el clan Obiang y sus intereses en España.

"Era un hombre con mucho poder, esa es la persona que uno quiere como padrino de sus hijos", contó Menéndez, para el que la Fiscalía solo pide seis meses de prisión por su colaboración a la hora de entregar documentación relativa a Villarejo.

Sin embargo, el dinero y el gusto de ambos por el lujo siempre estuvo de fondo, como un hilo musical que les recordaba por qué comían juntos prácticamente "todos los días de la semana" y por qué, por ejemplo, el comisario invitó a Menéndez a la boda de "compadrito", que era como llamaban cariñosamente al hijo de Salamanca.

Carlos Salamanca.

Carlos Salamanca. / EFE

Según la declaración de uno de los agentes de Asuntos Internos a cargo de la investigación, los chats entre ambos han acreditado cómo Salamanca se quejó a su 'amigo' de que solo quisiera dar 5.000 euros como regalo de boda y cómo el representante de Gepetrol acabó proponiendo dar 25.000 euros en efectivo. Ese dinero consta luego como ingresado en la cuenta bancaria del hijo abierta para tal fin, igual que se sabe que también le regaló por su cumpleaños un reloj Hublot valorado en unos 9.000 euros.

Una cantidad que, sin embargo, queda 'justificada' por la forma en que el abogado describe lo importante que era para él su relación con Salamanca para servir mejor a sus clientes ecuatoguineanos.

"Para mí fue como conocer a dios. Él tenía un poder impresionante, levantaba el teléfono y se le ponía cualquier persona al otro lado", narró Menéndez, responsable de una de las filtraciones al CNI que dieron origen a la macrocausa conocida como caso Tándem o caso Villarejo.