Elecciones generales 23J

El Gobierno asegura buscar desde hace meses la solución al 'problema Puigdemont'

Sánchez era consciente de que había que resolver la situación del expresident para cerrar definitivamente el asunto catalán, dice su entorno, y de que podía depender de votos de Junts tras el 23J

El expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, en una comparecencia en Bruselas.

El expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, en una comparecencia en Bruselas. / Kenzo Triboullard

Marisol Hernández / Cristina Gallardo

Pedro Sánchez cerró la legislatura con carpetas pendientes y una de ellas tenía el nombre de Carles Puigdemont. Según parece, la búsqueda de una salida política para el ex president de la Generalitat ha sido una preocupación perenne en la Moncloa habitada por la coalición. No se ha logrado encontrar la fórmula porque su condición de fugado hizo inhábil para él la decisión de los indultos. Pero el presidente del Gobierno en funciones, según aseguran fuentes socialistas, lo ha tenido siempre en la cabeza al considerar que es el fleco pendiente para la pacificación de Cataluña.

"Que hay que encontrar salida a eso es evidente", asevera un dirigente socialista. "No sé cómo, pero a España le interesa cerrar esta cuestión para avanzar en la postdesinflamación", destaca otra persona relevante del partido. Lo que sucede es que es ahora, tras las elecciones generales del 23J y el recuento del voto exterior, en las que una posible investidura de Sánchez depende de los votos de Junts, esto se ha vuelto perentorio para el PSOE.

Las fuentes consultadas inciden ahora en que al líder socialista el papel central de Puigdemont en la política española no le he pillado por sorpresa. Primero, por su convicción estos años de que sin él, el 'procés' no se cierra definitivamente y segundo porque, semanas antes del 23J, se trabajaba ya sobre la posibilidad de que Junts fuera fundamental para seguir en el Gobierno. Eran las cuentas que se hacían en la Moncloa pensando en la dependencia de numerosos grupos, también de Junts, para una potencial investidura si el PP y Vox no llegaban. "La previsión del presidente era este marco", confirman en el PSOE. Pero esa posibilidad, relatan los dirigentes consultados, no se vislumbró desde el principio sino que, con el paso de los días, tomó cuerpo. La prueba es que ni la dirección socialista ni el PSC dudaron nunca de que debían tratar de arrebatar a Xavier Trias la Alcaldía de Barcelona y convertir a Jaime Collboni en alcalde.

El entendimiento entre el PSOE y ERC, que fue clave en la primera investidura de Sánchez, ha cortocircuitado la comunicación con Junts que ha apostado por la confrontación de legitimidades -la de Cataluña frente a la del Estado- para jugar un papel muy secundario en el Congreso. Sus votos no eran necesarios y, a diferencia del PDeCAT, una escisión del propio partido de Puigdemont, rechazó involucrarse. Aún así han votado o se han abstenido en el 85% de las iniciativas del Gobierno a cambio de nada, según apuntan fuentes republicanas.

Esta falta de influencia e invisibilidad no ha impedido que el futuro de Puigdemont fuera el "elefante en la habitación" durante los dos últimos años. Habría existido una salida si él hubiera accedido a entregarse a la justicia española para ser juzgado y. como el resto de los líderes independentistas, recibir el indulto tras pasar un tiempo en prisión. De esta opción se ha vuelto a hablar estos días. Pero Junts siempre se ha mostrado en contra de esta vía. Tanto el expresident para sí mismo como incluso el resto de dirigentes que se beneficiaron de esta decisión del Gobierno: Jordi Sànchez, Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn.

Hace unas semanas, a punto de comenzar la campaña electoral, Puigdemont dijo en RAC1 que miembros del PSOE le ofrecieron un indulto si se entregaba, después de estar una temporada en la cárcel. Aseguró que se han celebrado reuniones en el Parlamento Europeo antes, durante y después de los indultos a los condenados por el 1-O. Cuando horas después se preguntó a Pedro Sánchez por ello en una entrevista en Tele 5 respondió: "No me deja de sorprender esto porque la palabra de Puigdemont vale lo que vale su declaración de independencia, es papel mojado".

En un artículo días más tarde en EL PERIÓDICO DE CATALUÑA, del mismo grupo que este diario, Prensa Ibérica, el abogado Francesc de Paula Jufresa Patau desveló que había ofrecido al expresidente catalán mediar ante el PSOE para intentar negociar el indulto pero no le autorizó. El letrado, la primera persona que solicitó formalmente esta medida de gracia para los presos del 'procés', relacionó su gestión con las revelaciones de Puigdemont y le acusó de querer utilizarla "en perjuicio del partido del Gobierno".

Investidura y solución para Cataluña, unidas

La 'patata caliente' de Puigdemont está ahora ardiendo. En el PSOE han decidido dar tiempo a Junts para que la hipotética parte más pragmática, la de los cargos de la antigua Convergència, convenza al resto de grupúsculos del partido de apoyar a Sánchez. Pero el problema con el expresident no desaparece. "Es una cuestión difícil pero que más allá de coyuntura, hay que abordar", reiteran fuentes socialistas. Además, el propio Puigdemont se ha pasado las últimas horas lanzando duchas de agua fría retórica al PSOE; dejando claro que cualquier posición de Junts para por él y rebajando mucho las esperanzas de una investidura de Sánchez.

Evidentemente, el contexto es que el presidente en funciones quiere conseguir la investidura pero, al igual que pasó en 2019, el asunto central que pivota alrededor de esta negociación es la cuestión nacional de Cataluña, tras el desafío independentista, y la búsqueda de una salida política a este desencaje. Lo ideal es que este proceso de acoplamiento se hubiera realizado sin la dependencia de los votos separatistas pero la situación es similar a la de hace cuatro años, es justo esa necesidad la que acelera que se den pasos.

La competencia de Junts y ERC hace ahora que Puigdemont y los suyos exigen decisiones que superen lo conseguido por los republicanos. Fuentes de Junts explicitan que "alguna forma de solución para poner fin a la persecución judicial y el reconocimiento de la nación catalana". El Gobierno ya ha señalado que no accederá a su reclamación de amnistía y de referéndum de autodeterminación. Y Puigdemont no para de dar señales en estas horas de que mantendrá muy alto el listón, sin importarle, como ha explicitado, que eso pueda suponer una repetición electoral en España.

La situación judicial, en el aire

Nada más conocerse el resultado electoral se han producido movimientos judiciales de cierta relevancia en relación con el futuro judicial del expresident huido. El primero, muy criticado desde algunos sectores de la izquierda, lo protagonizaron el propio lunes postelectoral los fiscales de la causa del 'procés' en el Tribunal Supremo, al reclamar al instructor de la causa Pablo Llarena una orden de busca, captura e ingreso en prisión de Puigdemont, así como el arresto de su consejero Toni Comín.

Sorprendió el movimiento precisamente después de conocerse la trascendencia que para un eventual Gobierno de Sánchez podría tener el sentido del voto de los siete diputados obtenidos por Junts. La petición estaba pendiente desde que el pasado 5 de julio el Tribunal General de la Unión Europea retiró la inmunidad de ambos parlamentarios.

Sin embargo, tan sólo tres días después Llarena enfrió cualquier expectativa dictando una resolución en la que explica que no resolverá sobre las euroórdenes contra Puigdemont y Común para que sean entregados a España desde Bélgica hasta que la justicia europea se pronuncie sobre las eventuales medidas cautelares que ambos pueden presentar para ver restablecida provisionalmente su inmunidad parlamentaria. El futuro judicial de los huidos permanecerá mientras tanto en el aire.