Elecciones 28M

La dirección del PP rechaza que el condenado por machismo de Vox pueda entrar en el Gobierno valenciano

El candidato ultra, Carlos Flores Juberías, tiene una sentencia por violencia contra su exmujer

El portavoz del PP, Borja Sémper.

El portavoz del PP, Borja Sémper. / EP

Pilar Santos

"Una persona condenada por violencia machista no debería dedicarse a la política, al ejercicio público, a la representación de los ciudadanos", ha declarado el portavoz nacional del PP, Borja Sémper, a la prensa cuando se le ha preguntado por la posible inclusión de Carlos Flores Juberías (Vox) en el Gobierno de Carlos Mazón (PP) en la Comunidad Valenciana.

El PP ganó las elecciones en la autonomía levantina, pero necesita el respaldo de Vox para que Mazón sea investido presidente. Sémper considera que la condena por violencia machista contra su exmujer es una "línea roja". Flores Juberías, catedrático de Derecho Constitucional de la Universitat de València, fue condenado en 2002 por la Audiencia Provincial de Valencia por un "delito de violencia psíquica habitual y 21 faltas de coacciones, injurias y vejaciones" contra su expareja y madre de sus hijos, según desveló el diario 'Levante-EMV', del grupo Prensa Ibérica.

Mazón ganó las elecciones en la autonomía levantina (40 escaños), pero necesita el respaldo de Vox (13 diputados) para ser investido presidente. Sémper ha pedido tiempo para ver cómo avanzan las negociaciones de Mazón en la Comunidad Valenciana y cómo se puede conformar el Ejecutivo, probablemente de coalición con Vox. Pero el portavoz del PP ha dicho de manera clara que la condena por violencia machista de Flores Juberías contra su exmujer es una "línea roja" que le veta la entrada a cualquier Gobierno presidido por Mazón.

La dirección de los populares está dando margen a los territorios para esas conversaciones con Vox en las autonomías en las que necesitan su apoyo para las investiduras. Es el caso también de Baleares, Aragón, Murcia y Extremadura.

La ideología de Vox

A Alberto Núñez Feijóo no le interesa hacer ruido con ese acercamiento al partido de Santiago Abascal, algo que sí trata de conseguir Pedro Sánchez con su estrategia de advertir de las vulneraciones de derechos consolidados que puede conseguir Vox si acaba gobernando la Moncloa con el PP. En algunos países como Alemania, los partidos conservadores tradicionales (en ese país la Unión Demócrata Cristiana, CDU) han aislado a los partidos de ultraderecha, rechazando cualquier acuerdo con ellos, algo que aquí el PP no se ha planteado hacer ni ahora con Feijóo ni en la etapa de Pablo Casado.

El político gallego, primero en todas las encuestas para las generales, aspira a ganar a los votantes de centro que en las últimas elecciones han apostado por el PSOE. Para ello necesita que no se asusten con algunas líneas ideológicas de Vox como el rechazo a la ley del aborto, la banalización de la lucha contra la violencia machista, el rechazo a la inmigración, la negación del cambio climático o el desprecio por la cohesión legislativa que supone estar dentro de la Unión Europea.